Teologia de Santiago | Serie Teologia Biblica con Feliberto Vasquez Rodriguez
TEOLOGÍA DE SANTIAGO
INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE SANTIAGO
Autor
Santiago, medio hermano
del Señor, es la mejor sugerencia en cuanto a la autoría porque: (1) Existe
similitud del lenguaje en la epístola con el discurso de Santiago en Hechos 15.
(2) Existe similitud entre la epístola y las enseñanzas de Jesús (cp. Stg. 1:22
y Mt. 7:20; Stg. 3:12 y Mt. 7:16; Stg. 2:5 y Mt. 5:3).
Fecha y lugar donde se escribió
Reconocer como autor a
Santiago, el medio-hermano del Señor, apunta a que Jerusalén fue el lugar donde
se escribió. La mención de “‘la lluvia temprana y la tardía’ (5:7), el efecto
de los vientos calientes en la vegetación (1:11), la existencia de fuentes
saladas y amargas (3:11), el cultivo de higos y olivos (3:12) y la imagen
familiar del mar cercano (1:6; 3:4) traen a la mente el entorno de Palestina”.[1]
La fecha de la epístola
debe ser anterior al 63 d.C., pues según Josefo, Santiago fue martirizado por
esa época.[2]
Destinatarios
La epístola está dirigida
a “las doce tribus que están en la dispersión” (1:1), lo cual sugiere a los
judíos creyentes. La frase “que están en la dispersión” corresponde a la
palabra griega diáspora, utilizada normalmente para denotar a los judíos que fueron
esparcidos por las naciones (cp. Dt. 28:25, LXX). Además, se reunían en una
sinagoga (2:2), eran monoteístas (2:19) y conocían la forma judía de los
juramentos.[3]
Propósito teológico
Los creyentes hebreos se
enfrentaban a pruebas; sin lugar a dudas, persecuciones por parte de los judíos
incrédulos. Como los creyentes no sabían cómo entender o lidiar con la
persecución, Santiago les escribió para orientarlos. La carnalidad prevalecía
en medio de la asamblea. Había divisiones entre los ricos y los pobres de la
asamblea, dado el énfasis que hace Santiago en los problemas con los ricos.
Como Amós en el Antiguo Testamento, Santiago escribió para condenar las
actitudes erradas en asuntos de dinero y la opresión a los pobres.
Al escribir, el propósito
de Santiago era corregir el espíritu carnal prevalente y mostrar la fe como
antídoto para los problemas.
EXPOSICIÓN DE LA TEOLOGÍA DE SANTIAGO
Escrituras
El libro de Santiago hace numerosas
referencias al Antiguo Testamento. Santiago, en sus cinco capítulos, alude
o se refiere a veintidós libros del Antiguo Testamento. “Al hacer esto,
Santiago obvia la necesidad de cualquier declaración formal sobre la
inspiración; simplemente la asume”.[4] Tal cosa refleja que
Santiago se apoyaba en el Antiguo Testamento y le escribía a una audiencia
judía que conocía las Escrituras. Pero como la epístola tenía tan amplia
audiencia, esto sugiere la importancia del Antiguo Testamento para la iglesia.
Hay énfasis en las enseñanzas de
Jesús.
Santiago contiene unas quince alusiones al Sermón del Monte (cp. 3:6 con Mt.
5:22; 3:12 con Mt. 7:16; 4:11 con Mt. 7:1). Debió haber reunido la información
sobre la vida de Jesús de quienes le oyeron, pues Santiago no se había
convertido en tiempos de Cristo.
Hay énfasis en la autoridad de las
Escrituras.
Santiago hace referencia a “la palabra de verdad” que tiene poder para salvar a
las personas (1:18). Se refiere a “la Escritura” (2:8, 23; 4:5-6) como el punto
final de apelación; las Escrituras son la autoridad final. Santiago reprende a
quien cuestione sus argumentos y basa su reprensión en la autoridad de las
Escrituras (4:5-6).
Hay énfasis en la obra de las
Escrituras.
Ellas tienen poder para salvar el alma (1:21); las Escrituras revelan el pecado
del hombre (1:23-25); juzgan hoy y en el día postrero (2:12).[5]
Dios
La visión que Santiago
tiene de Dios refleja los conceptos de la relación condicional de Israel con
Dios bajo la ley mosaica: la obediencia trae bendición; la desobediencia,
castigo (Dt. 28). De este modo, Santiago presenta al pecador como enemigo de
Dios: la amistad con el mundo es enemistad con Dios (4:4-5). Cuando los ricos
oprimen a los pobres, sólo pueden esperar miseria y juicio (5:1- 8), un tema
común también a los profetas del Antiguo Testamento (cp. Am. 2:6-8). De manera
opuesta, el obediente puede esperar bendición. Quien pide con fe, recibe
sabiduría (1:5); quien persevera en la prueba apreciará “todo don perfecto…”
que viene de lo alto, del Padre de las luces (1:17).
Hombre y pecado
Santiago relaciona la
doctrina y la aplicación cuando exhorta a sus oyentes a controlar la lengua,
pues con ella se critica al prójimo que está “hecho a la semejanza de Dios”
(3:9). Con esta declaración Santiago afirma el relato de la creación en Génesis
1:26-27.
Aunque el hombre está
hecho a semejanza de Dios, por causa de la caída se constituyó pecador y ahora
posee una naturaleza pecaminosa, que es descrita por Santiago como
concupiscencia (1:14). Tal concupiscencia es la respuesta interna a la solicitud
externa que resulta en el pecado (1:15). La discusión de Santiago sobre este
asunto es importante, porque es más clara que cualquier otro pasaje de las
Escrituras en cuanto a cómo se produce el pecado.
Santiago se refiere seis
veces al pecado (gr., hamartia, “errar el blanco”): el pecado se deriva de la
concupiscencia dentro de la persona (1:15), el pecado acarrea la muerte (1:15);
el pecado es mostrar parcialidad y no amar (2:8-9), el pecado es no hacer el
bien (4:17) y el pecado puede perdonarse (5:15, 20). Santiago también se
refiere al pecado (gr., parabates) como una transgresión a las normas de Dios
(2:9, 11).
Salvación
Aunque Lutero entendió
Santiago como una “epístola de paja”, porque la veía en contraste con el
énfasis de Pablo en la justificación por la fe sola, Santiago tenía mucho que
decir al respecto. La fe es la forma en la que el hombre debe acercarse a Dios
(1:6; 5:15), debe estar en Jesucristo (2:1); y las obras demostrarán la realidad
de la fe (2:18).[6]
“La diferencia entre Santiago y Pablo no es entre fe y obras, es de relación.
Santiago enfatiza la obra del creyente en relación con la fe y Pablo, la obra
de Cristo en relación con la fe”.[7]
[1] D. Edmond Hiebert, An Introduction
to the New Testament, 3 vols. (Chicago: Moody, 1975), pp. 3:52-53.
[2] Josefo, “The Antiquities of the
Jews” [Antigüedades de los judíos] en William Whiston, ed., Josephus: Complete
Works (Grand Rapids: Kregel, 1960), 20.9.1. Publicado en español por Clie.
[3] Hiebert, Introduction to the New
Testament, pp. 3:50-51.
[4] Charles C. Ryrie, Biblical
Theology of the New Testament [Teología bíblica del Nuevo Testamento] (Chicago:
Moody, 1959), p. 137. Publicado en español por Portavoz.
[5] “Juzgados” (krinesthai) “no sólo
significa un acontecimiento futuro sino una elección deliberada de la ley de la
libertad (y misericordia), que se prefiere al antiguo rigor implacable de la
‘Ley’”. Véase Fritz Rienecker, A Linguistic Key to the Greek New Testament,
Cleon Rogers Jr., ed. (Grand Rapids: Zondervan, 1982), p. 729.
[6] El artículo definido de la palabra
“fe” (ten pistin) enfatiza “la fe”; la realidad de la fe se demuestra por obras
(2:18). El artículo definido también aparece en 2:14.
[7] Ryrie, Biblical Theology of the
New Testament [Teología bíblica del Nuevo Testamento], p. 140.
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