El Infierno ¿Cuantos lugares tiene? | Escatologia con Feliberto Vasquez Rodriguez

 

Infierno

En el griego y el hebreo hay diversos términos para describir el castigo eterno.

Seol. La palabra aparece 65 veces en el Antiguo Testamento. En la versión Reina-Valera aparece 63 veces sin traducir y en la Nueva Versión Internacional se han usado palabras como “sepulcro” y “abismo” para traducirla. Puede referirse al sepulcro (Job 17:13; Sal. 16:10; Is. 38:10). Puede referirse al lugar de la muerte, donde van los buenos y los malos cuando mueren (Gn. 37:35; 42:38; 44:29, 31; Nm. 16:33; Job 14:13; Sal. 55:15; Pr. 9:18). Se rescatará a los creyentes del Seol (Sal. 16:9-11; 18:5; 49:15). Los impíos van al Seol cuando mueren (Job 21:13; 24:19; Sal. 9:17; 31:17; 49:14; 55:15).

El enfoque dominante del Antiguo Testamento parece estar en el lugar donde van los cuerpos, no donde existen sus almas. Hay otras palabras que usa el Antiguo Testamento para enfatizar tal enfoque. Los términos sepulcro (heb., qeber), que aparece 71 veces, cisterna o fosa (heb., bor), y profundidades de la tierra (heb., erets tahtit) enfatizan el lugar donde el cuerpo va cuando muere.[1] Así, el Antiguo Testamento “nos ofrece una descripción de la tumba palestina típica: polvorienta, oscura, con huesos revueltos, y donde la ‘lengua tartamuda y ceceante guarda silencio’. Todas las almas de los hombres no van a un sólo lugar. Pero todas las personas van al sepulcro. El AT dice poco en cuanto al destino de las almas de los hombres en el estado intermedio”.[2]

Hades. Es el término usado por el Nuevo Testamento para describir la vida después de la muerte, equivalente al hebreo seol. La Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento, traduce casi siempre la palabra seol como hades. Originalmente la palabra era un nombre propio, el nombre del dios del mundo de las tinieblas que gobernaba sobre la muerte.[3]

En el período entre los Testamentos se desarrolló una teoría compartimental doble, probablemente por influencia del zoroastrismo persa,[4] que enseñaba que el Seol y el Hades tenían dos compartimentos: un lugar de dicha para los justos y un lugar de tormento para los impíos. Los justos esperaban la resurrección de Cristo, quien los libraría del Hades y los llevaría a la presencia de Dios. El argumento tiene su base en Efesios 4:9-10 y 1 Pedro 3:19. No obstante, es dudoso que los pasajes lo enseñen así.[5] Más aún, la aparición de Moisés y Elías en la transfiguración de Cristo sugiere que ya estaban en la presencia de Dios (Mt. 17:3), no en algún lugar intermedio de espera.

La palabra hades probablemente se usa en dos sentidos. Para describir un lugar cuando se refiere al castigo o tan sólo para el estado de la muerte donde todos deben ir cuando su vida acabe.[6] La palabra aparece diez veces[7] en el Nuevo Testamento, se usa tres para referirse al lugar de castigo (Mt. 11:23; Lc. 10:15; 16:23) y siete para el estado de la muerte al que entran creyentes e incrédulos (Mt. 16:18; Hch. 2:27, 31; Ap. 1:18; 6:8; 20:13-14).

Gehena. Aparece 12 veces en el Nuevo Testamento, designa el castigo eterno tomado del hebreo ge hinnom, y se refiere al Valle de Hinom, ubicado en el lado sur de Jerusalén. La adoración de Moloc, donde se sacrificaban niños en el fuego, ocurrió en el Valle de Hinom (2 R. 16:3; 17:17; 21:6). Jeremías anunció que el Valle de Hinom sería el lugar del juicio de Dios (Jer. 7:32; 19:6). El valle también se convirtió en el lugar donde se quemaban los cuerpos de animales y criminales rechazados. Como resultado, la gehena se hizo sinónimo de castigo eterno, el fuego del infierno. Describe el castigo conectado con el juicio final, un castigo de duración eterna, no de aniquilación (Mt. 23:15, 33; 25:41, 46).

Tártaro. Sólo está en 2 Pedro 2:4. El Tártaro es “el nombre mitológico clásico del abismo subterráneo en el cual se castigaba a dioses y otros seres como los titanes. Sin embargo, la palabra fue absorbida por el judaísmo helénico y se usó en el libro de Enoc (Enoc 20:2) en conexión con los ángeles caídos”.[8]

Abismo. El abismo (gr., abussos), cuyo significado es “sin fondo”, se traduce como “pozo” o “abismo”, es la prisión de los demonios (Lc. 8:31; Ap. 9:1-2, 11). Satanás (la estrella caída) es el rey de los demonios del abismo (Ap. 9:11) que libera a los demonios (langostas) en la tierra durante la tribulación (Ap. 9:1ss). Satanás será atado y confinado al abismo por mil años en la segunda venida de Cristo (Ap. 20:1-3).

Otros términos. Hay otros términos usados para describir el castigo eterno, como “fuego que nunca se apagará” (Mt. 3:12; Mr. 9:43, 48), “horno de fuego” (Mt. 13:42, 50), “las tinieblas de afuera” (Mt. 8:12; 22:13; 25:30), “fuego eterno” (Mt. 25:41), “el lago que arde con fuego y azufre” (Ap. 21:8), y “lago de fuego” (Ap. 19:20; 20:10, 14-15). Los incrédulos serán arrojados al lago de fuego en el juicio del gran trono blanco (Ap. 20:11-15), y allí vivirán en tormento eterno.


[1] R. Laird Harris, “Sheol”, en R. Laird Harris et. al., eds, Theological Wordbook of the Old Testament, 2 vols. (Chicago: Moody,1980), pp. 2:892-893.

[2] Ibíd., p. 2:893.

[3] Hermann Cremer, A Biblico-Theological Lexicon of New Testament Greek, 4ª ed. (Edimburgo: Clark, 1895), p. 67.

[4] H. Buis, “Hades”, en Merrill C. Tenney, ed., Zondervan Encyclopedia of the Bible, 5 vols. (Grand Rapids: Zondervan, 1975), p. 3:7.

[5] Harris, Theological Wordbook of the Old Testament, p. 2:892.

[6] Buis en The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible, p. 3:8.

[7] La palabra no figura en 1 Corintios 15:55, como sugieren algunos.

[8] Rienecker, Linguistic Key to the Greek New Testament, p. 775.


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