Existencia de Satanás | Angelologia con Feliberto Vásquez Rodríguez
Existencia de Satanás
Las Escrituras son el
testimonio principal sobre la realidad y existencia de Satanás, no la
experiencia ni las historias sensacionalistas. Tanto el Antiguo como el Nuevo
Testamento afirman la realidad y existencia de Satanás. Cuando Génesis 3
menciona la serpiente, se reconoce en ella a Satanás y el juicio pronunciado
(Gn 3:15) va dirigido a él. Se le menciona específicamente en Job 2:1, cuando
fue a acusar a Job ante Dios. En 1 Crónicas 21:1 Satanás induce a David a hacer
un censo de la población. En Zacarías 3:1-2, Satanás aparece acusando a la
nación ante Dios.
Aunque a Satanás no se le
llame así en Isaías 14:1-17 y Ezequiel 28:11-19, estos pasajes se entienden por
buenas razones como referencias a su estado original y posterior caída.
La evidencia del Nuevo
Testamento a favor de la existencia de Satanás es amplia. Todos los escritores
lo mencionan, diecinueve libros hacen referencia a él (cp. Mt. 4:10; 12:26; Mr.
1:13; 3:23, 26; 4:15; Lc. 11:18; 22:3; Jn. 13:27, etc.). Cristo lo menciona
veinticinco veces. El hecho de la existencia de Satanás encuentra su apoyo
definitivo en la veracidad de las palabras de Cristo.
Además de los nombres
anteriores a su caída, como Lucifer o querubín, en los dos Testamentos hay
muchos nombres para Satanás que, en su conjunto, establecen su existencia y su
carácter malvado.
Personalidad de Satanás
Satanás exhibe atributos de personalidad. Las Escrituras
mencionan tres características principales de la personalidad de Satanás.
Satanás refleja intelecto, pues él crea confabulaciones y es astuto en su obra
(Ef. 6:11). Su forma de engañar[1] indica su habilidad para
pensar y planear un curso de acción que logre su cometido de engañar a las
personas (Ap. 12:9). Su conocimiento y desenvoltura para usar las Escrituras
(para engañar) ilustra aún más su intelecto (Mt. 4:5-6). Las emociones de
Satanás se evidencian en su deseo de exaltarse sobre la autoridad de Dios (Is.
14:12 17, nótese su hablar en primera persona). Satanás desea tender trampas a
los nuevos creyentes a través de su vanidad (1 Ti. 3:6). Como reconoce que su
tiempo en la tierra es corto, respira una gran ira (gr., thumon), “gran
furor” (Ap. 12:12, BLA). Satanás demostró su voluntad cuando intentó
inducir a Cristo a pecar (Mt. 4:3). La voluntad de Satanás se refleja más
claramente en su deseo de ser como Dios (Is. 14:13-14).
Satanás exhibe actos de personalidad. Satanás habla (Job
1:9-10), tienta a Cristo (Mt. 4:3), planea (Ef. 6:11) y acusa a los creyentes
(Ap. 12:10).

Sobre todo, Satanás es
engañoso, maquina vencer a los cristianos. Su intención y oposición hacia los
creyentes se retrata gráficamente en 1 Pedro 5:8. En su oposición es feroz como
un león, merodea continuamente por los alrededores con la intención de devorar
a alguien. Continuamente lleva acusaciones legales contra los cristianos (Ap.
12:9-10). Maquina (gr., methodeia) contra los cristianos para hacerlos
caer (Ef. 6:11).
Todos estos elementos demuestran que Satanás es una persona.
[1] El participio presente planon indica la acción habitual de algo que es característico de la persona.
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