Bibliología -02- El canon del Antiguo Testamento

 

1. Introducción
2. Requisitos para incluir libros en el canon
3. El canon Hebreo
4. Apócrifos del A.T

 

Introducción

El origen divino de la Biblia se aprecia mejor al considerar la continuidad de su enseñanza a pesar de la naturaleza inusual de su composición. Esto la hace diferente de los textos de otras religiones. Por ejemplo, el Corán islámico fue compilado por un individuo, Zaid ibn Thabit, bajo la guía del suegro de Mahoma, Abu-Bekr. Adicionalmente, en el 650 d.C., un grupo de eruditos árabes produjo una versión unificada y destruyó todos los ejemplares que diferían para preservar su unicidad.[1]


En el caso de las Biblia no fue así, fueron años de debates, controversias, concenso y escrutinio para tener los libros que tenemos hoy en día, y no se destruyeron los libros que se rechazaron. El resultado de esto se le llamó el Canón de las Escrituras.

La palabra Canon viene de una raíz que significa "Caña" (en hebreo es "ganeh" y en griego "Kanon"). La caña se utilizó para medir y eventualmente llegó a tener el significado de "norma",[2] como podemos notar en el uso que le da el apóstol Pablo en Gálatas 6:16, 2 Corintios 10:13, 15.

Orígenes utilizó la palabra canon para expresar lo que llamamos la regla de fe, la norma por la cual hemos de medir y evaluar.. Más tarde llegó a significar una lista o índice.[3] La palabra "canon" aplicada a las Escrituras significa "una lista oficialmente aceptada de libros".[4]

En la época helenística los eruditos prepararon listas de aquellas obras antiguas que poseían forma ejemplar y estilo lingüístico, a las que se les ascribió categoría canónica como modelos. Es el mismo uso que aplica a la «lista» o grupo de libros de las Sagradas Escrituras que se consideran inspirados y son «norma» autorizada de fe y práctica, lo que incluye el sentido añadido de «índice» o «catálogo». La primera aplicación directa a la Biblia del término kanón, κανν, parece provenir de San Anfiloquio (c. 380) en su Catálogo de las Escrituras, donde la palabra indica la regla por la que los contenidos de la Biblia tienen que determinarse y, secundariamente, un índice de los libros que la constituyen. Entre los escritores latinos, la palabra canon se encuentra con regularidad en Jerónimo y Agustín, que son la fuente de su uso moderno: «El canon de las Sagradas Escrituras, que era preciso tener fijado» (Agustín, Ciudad de Dios, XX, 8, XVII, 24; XVIII, 38).[5]

• Requisitos para incluir libros en el Canon

Habían exactamente 5 requisitos que debían cumplir todos los libros si querían ser aceptados en el Canon de las Escrituras, Geisler y Nix Toman los enumeran y explican:

 

  1. ¿Es autoritativo? Es decir, ¿provino de la mano de Dios? ¿Viene este libro con un divino "Así dice el Señor"?
  2. ¿Es profético? es decir, ¿Fue escrito por un hombre de Dios?
  3. ¿Es auténtico? Los padres de la Iglesia eran partidarios de la política de "si está en duda, deséchalo". Esto realzó la "validez de su discernimiento de los libros canónicos".
  4. ¿Es dinámico? En otras palabras, ¿Tiene el poder de Dios que transforma las vidas?
  5. ¿Fue recibido, reunido, leído y usado? O mejor dicho, ¿fue aceptado por el pueblo de Dios? Un ejemplo de esto lo encontramos en la epístola de 2 Pedro 3:16 donde el autor eleva las Escrituras de Pablo al mismo nivel que las del Antiguo Testamento.[6]

John Macarthur enumera 3 puntos como requisitos para elegir los libros del Antiguo Testamento:

·       En primer lugar, el libro tenía que haberse escrito por el proceso de inspiración, algo que normalmente afirmaba el propio autor (2 S. 23:1-2; Is. 1:1; Jer. 1:1-2).

·       En segundo lugar, los contemporáneos del profeta reconocían frecuentemente la obra en cuestión (Éx. 24:3; Jos. 1:8; Jer. 26:18; Dn. 9:2).

·       En tercer lugar, los contemporáneos del profeta decidían preservar el libro como parte de la Palabra de Dios (Dt. 31:26; 1 S. 10:25; Pr. 25:1; 2 R. 23:24; Dn. 9:2).

Además de estas consideraciones básicas, los dirigentes judíos comparaban cualquier nueva revelación con las Escrituras que existían en aquel momento, como lo demandaba la ley de Dios (Dt. 12:32; 13:1-5).[7]

También, Samuel Pagán en su artículo sobre el Canon Judío señala 5 puntos que debían tener los libros del A.T para ser incluidos en el Canon:

  1. el reconocimiento de la autoridad divina del libro,
  2. la importancia del autor a quien le era atribuido,
  3. su antigüedad,
  4. que el libro hubiera sido escrito en hebreo y
  5. que proviniera de la Tierra Prometida.[8]

Paul Enns también añade más información sobre el criterio para la canonicidad del A.T:

Las pruebas específicas para considerar la canonicidad se pueden reconocer. ¿Indicaba el libro autoría divina? ¿Reflejaba a Dios hablando a través de un mediador (p. ej., Éxodo 20:1; Josué 1:1; Isaías 2:1)? ¿El autor humano era vocero de Dios? ¿Era profeta o tenía el don de profecía (p. ej., Deuteronomio 31:24-26; 1 Samuel 10:25; Nehemías 8:3)? ¿Era históricamente exacto? ¿Reflejaba un registro real de los hechos? ¿Cómo recibieron el libro los judíos?[9]

El canon del Antiguo Testamento

¿Por qué hubo la necesidad de hacer el Canon del A?T?

Hay autores que explican que fue debido a 2 factores:

  1. El sistema judaico de sacrificios concluyó con la destrucción de Jerusalén y del templo en el 70 D.C. Los judíos fueron esparcidos y se vieron en la necesidad de determinar cuáles libros constituían la autorizada palabra de Dios, a causa de la existencia de muchos escritos extra-escriturales y de la descentralización. Los judíos llegaron a ser un pueblo de un libro, y fue este Libro lo que los mantuvo unidos.
  2. El cristianismo comenzó a florecer y comenzaron a circular muchos Escritos de los cristianos. Los judíos necesitaban urgentemente poner a éstos en evidencia y excluirlos de entre sus escritos y de su uso en las sinagogas.

Uno necesita tener cuidado para separar el canon Hebreo de las Escrituras, de la variedad de literatura religiosa.[10]

El canon Hebreo

La Ley (Torah)
1. Génesis
2. Éxodo
3. Levítico
4. Números
5. Deuteronomio

Profetas (Nebhiim)

A. Profetas anteriores

1. Josué
2. Jueces
3. Rut
4. 1 y 2 Samuel
5. 1 y 2 de Reyes

B. Profetas posteriores

1. Isaías
2. Jeremías
3. Ezequiel
4. Los doce (Oseas-Malaquías)


Las Escrituras (Ketubim o Hagiografía)

A. Libros poéticos

1. Salmos
2. Proverbios
3. Job

B. Cinco Rollos (Megilloth)

1. Cantar de los cantares
2. Rut
3. Lamentaciones
4. Ester
5. Eclesiastés

Libros históricos

1. Daniel
2. 1 y 2 Crónicas
3. Esdras - Nehemías 

Aún cuando los cristianos tenemos el mismo canon del Antiguo Testamento, el número de libros difiere pues nosotros dividimos Samuel, Reyes, Crónicas, Nehemías y Esdras que es un sólo libro, etc. en dos cada uno; los judíos consideran también a los Profetas Menores como un solo libro.

El orden de los libros también difiere. El Antiguo Testamento protestante sigue un orden tópico en lugar de un orden oficial.[11]

A continuación, presento una tabla con la lista de libros dependiendo el canon de las 4 demoninaciones principales: Judía, Protestante, Católica y ortodoxa:

Tabla

Los libros en disputa, incluido en un canon, pero no en otros, a menudo se llaman apócrifos bíblicos, un término que se utiliza a veces para describir específicamente los libros incluidos en los cánones católicos y ortodoxos que están ausentes en el texto masorético judío y en las biblias protestantes más modernas. Los católicos, siguiendo el Canon de Trento (1546), describen estos libros como deuterocanónicos, mientras que los cristianos ortodoxos griegos, tras el Sínodo de Jerusalén (1672), utilizan el nombre tradicional de anagignoskomena, que significa “lo que ha de ser leído”. También están presentes en algunas versiones protestantes históricas: la Biblia alemana de Lutero incluía tales libros, al igual que la Biblia del rey Jacobo (1611).[12]

Tanaj
(
Biblia judía)
(24 libros)[13]
Los libros en negrita forman parte del Ketuvim

Antiguo Testamento
Protestante
(39 libros)

Antiguo Testamento
Iglesia católica
(46 libros)

Antiguo Testamento
Iglesia ortodoxa
(51 libros)

Idioma original

Torah

Pentateuco o los Cinco Libros de Moisés

Bereishit

Génesis

Génesis

Génesis

Hebreo

Shemot

Éxodo

Éxodo

Éxodo

Hebreo

Vayikra

Levítico

Levítico

Levítico

Hebreo

Bamidbar

Números

Números

Números

Hebreo

Devarim

Deuteronomio

Deuteronomio

Deuteronomio

Hebreo

Nevi'im (Profetas)

Libros históricos

Yehoshua

Josué

Josué

Josué (Iesous)

Hebreo

Shofetim

Jueces

Jueces

Jueces

Hebreo

Rut (Ruth)[14]

Rut

Rut

Rut

Hebreo

Shemuel

1 Samuel

1 Samuel (1 Reyes)[15]

1 Samuel (1 Reinos)[16]

Hebreo

2 Samuel

2 Samuel (2 Reyes)[17]

2 Samuel (2 Reinos)[18]

Hebreo

Melakhim

1 Reyes

1 Reyes (3 Reyes)[19]

1 Reyes (3 Reinos)[20]

Hebreo

2 Reyes

2 Reyes (4 Reyes)[21]

2 Reyes (4 Reinos)[22]

Hebreo

Divrei Hayamim (Crónicas)[23]

1 Crónicas

1 Crónicas (1 Paralipómenos)

1 Crónicas (1 Paralipómenos)

Hebreo

2 Crónicas

2 Crónicas (2 Paralipómenos)

2 Crónicas (2 Paralipómenos)

Hebreo

1 Esdras

Hebreo

Ezra-Nehemiah[24]

Esdras

Esdras (1 Esdras)

Esdras (2 Esdras)[25]

Hebreo y Arameo

Nehemías

Nehemías (2 Esdras)

Nehemías (2 Esdras)[26]

Hebreo

Tobit (Tobias)

Tobit (Tobias)

Arameo (¿y Hebreo?)

Judith

Judith

Hebreo

Esther[27]

Esther

Esther[28]

Esther[29]

Hebreo

1 Macabeos[30]

I Macabeos

Hebreo

2 Macabeos[31]

II Macabeos

Griego

III Macabeos

Griego

IV Macabeos[32]

Griego

Ketuvim (Escritos)

Libros sapienciales

Iyov (Job)[33]

Job

Job

Job

Hebreo

Tehillim (Salmos)[34]

Salmos

Salmos

Salmos[35]

Hebreo

Oración de Manasés

Griego

Mishlei (Proverbios)[36]

Proverbios

Proverbios

Proverbios

Hebreo

Qoheleth (Eclesiastés)[37]

Eclesiastés

Eclesiastés

Eclesiastés

Hebreo

Shir Hashirim (Cantar de los Cantares)[38]

Cantar de Salomón

Cantar de los Cantares

Cantar de los Cantares (Aisma Aismaton)

Hebreo

Sabiduría

Sabiduría

Griego

Sirach (Eclesiástico)

Sirach

Hebreo

Nevi'im (Últimos Profetas)

Profetas mayores

Yeshayahu

Isaías

Isaías

Isaías

Hebreo

Yirmeyahu

Jeremías

Jeremías

Jeremías

Hebreo y Arameo

Eikhah (Lamentaciones)[39]

Lamentaciones

Lamentaciones

Lamentaciones

Hebreo

Baruc[40]

Baruc[41]

Hebreo[42]

Carta de Jeremías[43]

Griego (opinión mayoritaria)[44]

Yekhezqel

Ezequiel

Ezequiel

Ezequiel

Hebreo

Daniel[45]

Daniel

Daniel[46]

Daniel[47]

Hebreo y Arameo

Profetas menores

Los Doce
o
Trei Asar

Oseas

Oseas

Oseas

Hebreo

Joel

Joel

Joel

Hebreo

Amós

Amós

Amós

Hebreo

Abdías

Abdías

Abdías

Hebreo

Jonás

Jonás

Jonás

Hebreo

Miqueas

Miqueas

Miqueas

Hebreo

Nahum

Nahum

Nahum

Hebreo

Habacuc

Habacuc

Habacuc

Hebreo

Sofonías

Sofonías

Sofonías

Hebreo

Hageo

Hageo

Hageo

Hebreo

Zacarías

Zacarías

Zacarías

Hebreo

Malaquías

Malaquías

Malaquías

Hebreo


Jesús y el Antiguo Testamento

Cuando leemos sobre la vida de Jesús en el Nuevo testamento, notamos que este tenía conocimiento de las Escrituras del antiguo Testamento y que además, de sus palabras podemos deducir que existía una forma de canon dividido en 3 partes llamados la Ley, los profetas y Salmos,

1. Lucas 24:44:"era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos". Tal como dije más arriba, con estas palabras "El indicó las tres secciones en que estaba dividida la Biblia Hebrea La ley, profetas y los Escritos", (que aquí lo llama Salmos probablemente por ser el primero y de mayor extensión de la tercera categoría de la Escritura sagrada).

2. Lucas 11:51: "desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías". Con esto Jesús evidencia que había un conocimiento entre los judíos sobre el canon del Antiguo Testamento como lo tenemos hoy; Abel que aparece en Génesis (el primer libro de las Escrituras) hasta Zacarías, que fue el último mártir que se menciona de acuerdo al orden Hebreo y que aparece en 2 Crónicas 24:20-21. En el canon Hebreo Génesis era el primer libro y crónicas el último, así que Jesús está diciendo en nuestro Orden "desde Génesis hasta Malaquías". 6/96 F.F Bruce. The Books and the Parchments. Ed Rev. Westwood: Fleming H Revell Co., 1963./ Henry Morris, The Bible and Modern Science. Ed. Rev Chicago: Moody Press, 1956.
3. Otras citas con 2 de las 3 partes del canon hebreo (Mateo 11:13; Lucas 24:27).

Géneros literarios

El Antiguo Testamento es un texto muy complejo por estar compuesto por libros escritos en múltiples géneros y en distintas épocas históricas del pueblo hebreo.

En cuanto a la mayoría de los libros, se pueden reconocer cuatro tradiciones literarias que los componen (de acuerdo con la hipótesis documentaria):

Yahvista, que hace uso del término Yahveh para referirse a Dios, al que presenta antropomórfico, manifestado de forma humana. Este género es probablemente propio del reino hebreo del sur o de Judá.

Elohísta, que hace uso del término Elohim para referirse a Dios, al que presenta más intrascendente. Este género es probablemente propio del reino hebreo del norte o de Israel.

Sacerdotal, que se centra en cuestiones del culto judaico, y que incluye el relato que se encuentra al principio de todo el Antiguo Testamento: la primera versión de la Creación en el libro del Génesis (la segunda versión de la Creación viene inmediatamente después y es de tradición yahvista).

Deuteronómica, que se centra en el cumplimiento de la Ley, por haber sido escrita en lo que algunos han identificado como el hallazgo de la Ley en tiempos del rey Josías. Precisamente el libro del Deuteronomio pertenece a este género.1

Se pueden reconocer los siguientes géneros literarios en el Antiguo Testamento:

Histórico: Abarca todos los textos en forma de relato. Incluye: historias reales, noveladas y ficticias; relatos populares (mitos, leyendas, sagas, cuentos); datos informativos, y biográficos; relatos que anuncian la venida del Mesías.

Ley: Colecciones de normas y preceptos por los que se regía el pueblo hebreo, tanto en lo civil como en lo religioso.

Profecía: Dichos y discursos pronunciados por un profeta (mensajero que habla en nombre de Dios). Incluye oráculos, relatos biográficos, visiones y acciones simbólicas.

Lírica: Textos poéticos, generalmente en verso, que expresan sentimientos y vivencias profundos. Incluye cantos de amor, elegías de dolor, poemas de oración.

Sabiduría: Colecciones de sentencias, proverbios, alegorías y refranes que expresan de forma popular y razonada la experiencia de vida propia del sabio.[48]

Testimonios de Escritores extra bíblico

El registro más antiguo referente a una triple división del Antiguo Testamento se halla en el prólogo del libro de Esclesiástico (130 A.C). El prólogo, escrito por el nieto del autor, dice: "La Ley, y los profetas y otros libros de los padres". Existían tres divisiones definidas de la Escrituras.[49]

Josefo (Fines del primer siglo D.C)

Josefo escribe en contra Apion 1: "Desde artajerjes hasta nuestro tiempo todo ha sido registrado, pero no ha sido considerado digno del mismo crédito que lo que había procedido, pues la exacta sucesión de los profetas cesó. Pero la clase de fe que hemos colocado en nuestros propios escritos se evidencia por nuestra conducta; pues aún cuando ha pasado muy largo tiempo, nadie se ha atrevido a añadirle algo, o a suprimirle algo, ni a alterarlo en manera alguna. "Desde Artajerjes" se refiere al tiempo en que fue escrito el último libro escrito "Malaquías". Crónicas es el libro que ocupa el último lugar en el canon Hebreo, pero Malaquías fue el último que se escribió.[50]

El Talmud

Tosefta Yadaim 3:5 dice: "El evangelio y los libros de los herejes no contaminan las manos; los libros de Ben Sira y cualesquiera a otros libros que hayan sido escritos desde su tiempo no son canónicos".[51]

Seder Olam Rabba 30, escribe: "Hasta este punto (tiempos de Alejandro el grande) los profetas profetizaron por medio del Espíritu Santo; desde este tiempo en adelante inclina tu oído y atiende a los dichos de los sabios".[52]

Talmud babilónico, tratado de "Sanhedrín" VII-VIII, 24: "Después de los últimos profetas Hageo, Zacarías y Malaquías, el Espíritu Santo se apartó de Israel".

Melitón, obispo de Sardis, es el autor de la más antigua lista del Canon del Antiguo Testamento de que tenemos noticias (170 D.C.)

Eusebio (Historia Eclesiástica IV. 26) guardó registro de sus comentarios. Malitón dijo que él había obtenido esta lista mientras viajaba en Siria. Los comentarios de Melitón se encontraron en una carta dirigida a Anesimio, su amigo: "Sus nombres son éstos... cinco libros de Moisés: Génesis, Éxodo, Números, Levítico, Deuteronomio. Jesus Naue, Jueces, Rut. Cuatro libros de Reinados, dos de Crónicas, los Salmos de David, los proverbios de Salomón, (llamados también sabiduría), Eclesiastés, Cantar de los cantares, Job. De los profetas: Isaías, Jeremías, los doce, en un solo libro, Ezequiel, Esdras".[53]

F.F Bruce comenta: "Es muy posible que Melitón incluyera Lamentaciones con Jeremías, y Nehemías con Esdras (aún cuando es curioso hallar a Esdras clasificado entre los profetas). En ese caso, su lista contiene todos los libros del Canon hebreo (arreglados de acuerdo al orden de la Septuaginta), con la excepción de Ester. Pudiera ser que Ester no haya estado incluido en la lista que él recibió de sus informantes en Siria".[54]

La división en tres secciones del presente texto judío (con 11 libros en los Escritos) se deriva de la Mishnah (tratado Baba Bathra, siglo V D.C).[55]

El concilio de Jamnia y su importancia

El evento de quizás mayor importancia en cuanto al canon del Antiguo Testamento fue el sínodo que se llevo a cabo en la ciudad de Jamnia, gr. Iamnía, Ἰαμνα, Iamneía, Ἰαμνεα, forma griega de la ciudad de Yabné, correspondiente a la heb. Jabneel (Jos. 15:11), mencionada con ese nombre en los deuterocanónicos (1 y 2 Macabeos y Judit), y en Josefo (Ant. 5, 1, 22; 14, 4, 4; Guerras, 1, 7, 7). Esta ciudad tuvo gran importancia tras la destrucción de Jerusalén por el hecho de convertirse en sede de una escuela rabínica y del sanedrín entre 70-132 d.C, encabezado desde el año 90 d.C por el Rabino Eleazar ben Azarías. Aunque el canon judío comenzo a gestarse desde el siglo VI a.C fue en este sínodo donde quedo fijado el grupo de libros considerado como inspirados.
F.F Bruce (The book and the Parchments, Fleming H. Revell, 1963):

"La razón principal para inquirir si los Escritos estaban completos en el tiempo de nuestro Señor es que se conservan registros de discusiones que se suscitaron entre los rabinos después de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C . acerca de algunos de los libros de esta sección. Cuando la destrucción de la ciudad y del templo eran inminentes, en un gran rabino que pertenecía a la escuela de Hillel en el partido farisaico - Yochanan ben Zakkai era su nombre - obtuvo permiso de los romanos para reconstruir el Sanhedrin sobre una base puramente espiritual en Jabneh o Jamnia, entre Jope y Azoto (Ashdod). Algunas de las discusiones que se llevaron a cabo en Jamnia fueron mantenidas mediante la transmisión oral y por fin fueron registradas en los escritos rabínicos. Entre sus debates consideraron si se les debía conceder reconocimiento canónico a los libros de Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, y Ester. Se habían presentado objeciones contra estos libros por varias razones; Ester, por ejemplo no contenía el nombre de Dios, y Eclesiastés no lograba armonizar fácilmente con la ortodoxia contemporánea. Pero la conclusión de los debates de Jamnia fue el firme reconocimiento de todos estos libros como Santa Escritura".[56]

Edward J. Young (The Infallible Word, Presbyterian and Reformed Publishing Co.) cita a H.H Rowley (The Growth of the Old Testament, London, 1950, p. 170) apropiadamente:

"En verdad es dudoso que podamos hablar con corrección acerca del Concilio de Jamnia. Estamos informados que se suscitaron discusiones entre los rabinos, pero no tenemos conocimiento que se hubiera llegado a decisiones formales u obligatorias, y es probable que las discusiones fueran informales, aun cuando no por ello sirvieran menos para ayudar a cristalizar y a fijar más firmemente la tradición Judaica".[57]

Confiabilidad de los textos del A.T

Aunque no tenemos los manuscritos originales del Antiguo o Nuevo Testamento, sí tenemos un texto bíblico confiable. La historia del desarrollo del Antiguo Testamento así nos lo demostraría. La labor de copiar los manuscritos era un ejercicio tedioso, pero desde muy temprano los judíos desarrollaron reglas estrictas para ello. Las reglas regulaban el tipo de pergamino, el número de líneas a escribir, el color de la tinta y la forma de revisión.[58] Cuando los pergaminos comenzaban a desgastarse, el judío quemaba los manuscritos con reverencia. Por ello, antes del descubrimiento de los rollos del Mar Muerto en Qumrán, los manuscritos existentes más antiguos databan del 900 d.C.

No obstante, la confiabilidad del texto veterotestamentario se ve en la transcripción del texto en días de Esdras y luego bajo los masoretas, quienes desarrollaron una tradición de cuidado y exactitud para copiar los textos. Aseguraban la exactitud al contar el número de letras en un libro, anotar la letra del medio y aplicar procedimientos tediosos similares. Por ejemplo, registraron que la letra hebrea alef aparecía 42.377 veces en el Antiguo Testamento. Si la cuenta en el nuevo ejemplar no coincidía con el ejemplar original, el manuscrito se volvía a escribir. Cuando una letra o declaración no parecía correcta, la dejaban en el texto (llamado kethib), pero hacían una nota al margen con una sugerencia de corrección (llamada qere). Los masoretas fueron además los que le dieron al texto hebreo las vocales; antes de ellos, el texto hebreo sólo se escribía con consonantes.

Varias fuentes antiguas indican la confiabilidad del texto del Antiguo Testamento:

Los rollos del Mar Muerto. Antes del descubrimiento de los rollos de Qumrán, los manuscritos más antiguos databan de cerca del 900 d.C. Algunos manuscritos de los rollos del Mar Muerto, incluidos ejemplares de Isaías, Habacuc y otros, eran anteriores al 125 a.C., con lo cual se obtuvieron manuscritos mil años más antiguos que los disponibles previamente. La conclusión principal fue que no había diferencias significativas entre los rollos de Isaías en Qumrán y el texto hebreo masorético de mil años después. Esto confirmó la confiabilidad de nuestro texto hebreo presente.

La Septuaginta. La Septuaginta es una traducción griega del Antiguo Testamento hebreo, destinada a los judíos dispersados que ya no leían hebreo. La tradición dice que alrededor de setenta eruditos hebreos tradujeron el texto al griego (el nombre Septuaginta quiere decir “setenta”; por lo tanto, se la designa LXX). Se tradujo por partes en Alejandría, Egipto, entre el 250 y el 150 a.C. La traducción no es uniforme, pero su utilidad radica en que se basó en un texto hebreo mil años más antiguo que los manuscritos hebreos existentes. Más aún, los escritores del Nuevo Testamento a veces citaban la Septuaginta, lo cual nos da mayor idea del texto veterotestamentario.

Pentateuco samaritano. La traducción de los libros de Moisés se hizo para facilitar la adoración de los samaritanos en el Monte Gerizim (en rivalidad con Jerusalén). La traducción es independiente del texto masorético y data del siglo IV a.C.; es un testimonio valioso del texto del Antiguo Testamento. Aunque hay aproximadamente seis mil diferencias con el texto masorético, la mayoría de ellas son menores, relacionadas con asuntos gramaticales y de ortografía.[59]


Los Tárgumes arameos. Tras el retorno de Israel de su cautividad en Babilonia, los judíos en general habían cambiado el hebreo por el arameo. Se hizo necesario proporcionarles las Escrituras en su nuevo lenguaje. Los Tárgumes fueron el resultado. Tárgumes quiere decir “traducciones” o “paráfrasis”, y son muy libres al narrar los relatos bíblicos; no obstante, “aportan un trasfondo valioso para estudiar el NT, además de servir de testimonio para el texto del AT”.[60]

 

 

 

Hay evidencias sobre la forma en que se reconocía la canonicidad de los libros del Antiguo Testamento. Laird Harris[61] examina la continuidad de ese reconocimiento: se reconocía que Moisés escribía bajo la autoridad de Dios (Éx. 17:14; 34:27; cp. Jos. 8:31; 23:6). El criterio para reconocer el Pentateuco era si provenía de Moisés, siervo de Dios. Después de Moisés, Dios levantó la institución de la profecía para continuar revelándose a su pueblo (cp. Dt. 18:15-19; Jer. 26:8-15). Los profetas a quienes Dios les habló también registraron su revelación (cp. Jos. 24:26; 1 S. 10:25; Is. 8:1; Ez. 43:11). Harris concluye: “La ley merecía el mismo respeto que su autor, de quien se sabía era mensajero de Dios. Asimismo, a los profetas sucesivos, tras la debida autentificación, se les recibía, junto con sus escritos, con el mismo respeto, y se consideraba que hablaban Palabra de Dios. Por lo que respecta al testimonio contenido en los libros, la recepción era inmediata”.[62]

En resumen, los libros del Antiguo Testamento fueron inspirados por Dios y tuvieron autoridad en el momento de escribirse. Hubo reconocimiento humano de los escritos, normalmente inmediato una vez el pueblo reconocía a los escritores como voceros de Dios. Finalmente, se compilaron los libros en un canon.[63]

·       Los apócrifos y su exclusión

La palabra apócrifos del gr. apókryphos, significa «escondido, misterioso, secreto». Procede del verbo apokryptein, «ocultar», y en ese sentido se utilizaba para designar lo que no se leía públicamente. En el griego clásico y helenístico el término apókryphos, se refería a lo que permanecía «escondido», o se mantenía «en secreto».

Utilizamos el término apócrifos o Deuterocanónicos para referirnos a los libros que no fueron recibidos como inspirados por el Espíritu Santo, para ser incluidos en el canón tanto del Antiguo Testamento como del nuevo.

Enfocándonos precisamente en el A.T, en el tiempo de Cristo la comunidad judía había recibido y reconocido todo el Antiguo Testamento. La redacción del último libro, Malaquías, había concluido allá por el 430 a.C. El canon del Antiguo Testamento reconocido en el tiempo de Cristo se conforma al Antiguo Testamento de las Biblias protestantes de nuestros días, y no contiene la Apócrifa, ese grupo de catorce libros extrabíblicos, escritos después de Malaquías y añadidos al Antiguo Testamento en la traducción griega del Antiguo Testamento hebreo llamada Septuaginta (ca. 200–150 a.C.). Aunque rechazados, estos textos espurios se consignan en ciertas versiones de la Biblia. No obstante, ningún autor del Nuevo Testamento cita un solo pasaje de los escritos apócrifos ni Jesús afirmó ninguno de estos escritos cuando reconoció el canon del Antiguo Testamento en su tiempo (cf. Lc. 24:27, 44).

En este período, el canon del Antiguo Testamento se había dividido en dos listas de veintidós o veinticuatro libros respectivamente, cada una de las cuales contenía el mismo material que los treinta y nueve libros que forman nuestras versiones protestantes modernas. En el canon de veintidós libros algunos de ellos se agruparon en uno; por ejemplo, el Libro de los Doce (que recogía los doce profetas menores), Jeremías y Lamentaciones, Jueces y Rut, y 1 y 2 Samuel.[64]

 

Hay diez testimonios de la antigüedad en contra de la aceptación de los apócrifos:

1.     Filón, Filosofo judío de Alejandría (20 a.C – 40 d.C) cito abundantemente el Antiguo Testamento y aun reconoció la triple división, pero nunca citó los apócrifos como inspirados.

2.     Josefo (30 – 100 d.C), historiador judío, excluye explícitamente a los apócrifos, dejando en 22 el número de libros del Antiguo Testamento. Tampoco cita de estos libros como Escrituras.

3.     Jesús y los escritores del Nuevo Testamento nunca citaron los apócrifos, aun cuando hay centenares de citas y referencias casi todos los libros canónicos del Antiguo Testamento.

4.     Los eruditos judíos de Jamnia (año 90 d.C) no reconocieron los apócrifos.

5.     Ningún canón o concilio de la Iglesia cristiana durante los primeros cuatro siglos reconoció los apócrifos como inspirados.

6.     Muchos de los grandes Padres de la Iglesia primitiva hablaron en contra de los apócrifos, por ejemplo, orígenes, cirilo de Jerusalén, Atanasio.

7.     Jerónimo (340-420 d.C), el gran erudito y traductor de la vulgata latina, rechazó los apócrifos como parte del canón. Disputó a través del Mediterráneo con Agustín acerca de este punto. Al principio rechazó aun traducir los libros apócrifos al latín, pero más tarde hizo una apresurada traducción de unos pocos de ellos. Después de su muerte, y literalmente “sobre su cadáver”, los libros apócrifos fueron incorporados a su Vulgata latina directamente de la antigua versión latina.

8.     Muchos eruditos católico romanos durante el período de la Reforma rechazaron los apócrifos.

9.     Lutero y los reformadores rechazaron la canonicidad de los apócrifos.

10.  No fue sino hasta el año 1546, en una acción polémica en el concilio de contrareforma de Trento, que los libros apócrifos recibieron pleno reconocimiento canónico por la Iglesia Católica Romana.[65]  



[1] Compendio manual portavoz de Teología, Paul Enns, pag. 145

[2] Evidencias de exige un veredicto, Josh Mcdowell, pag. 33

[3] Evidencias de exige un veredicto, Josh Mcdowell, pag. 33

[4] Evidencias de exige un veredicto, Josh Mcdowell, pag. 33

[5] Samuel Pagán, Gran diccionario Enciclopédico de la Biblia, editorial clie, pag. 702 (versión digital)

[6] Geisler, Nomar L. and William E. Nix. A General introduction to the Bible. Chicago Moody press, 1968.

[7] Teología Sistemática, John Macarthur, Pag. 124

[8] Samuel Pagán en el Gran diccionario enciclopédico de la Biblia, editorial Clie, pag. 703 (versión digital).

[9] Compendio portavoz de Teología, Paul Enns. 162

[10] Evidencias de exige un veredicto, Josh Mcdowell, pag. 34

[11] Geisler, Nomar L. and William E. Nix. A General introduction to the Bible. Chicago Moody press, 1968.

[12] Los Treinta y nueve artículos fundacionales del anglicanismo, en su artículo VI, afirman que estos libros apócrifos no deben ser usados “para establecer doctrina alguna”, pero sí “leídos como ejemplo de vida”. Aunque los apócrifos bíblicos se siguen utilizando en la liturgia anglicana, (Los himnos Benedictus es y Benedicite, están tomados de los libros apócrifos). Los libros usados son: II Esdras, Tobías, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, Cántico de los Tres Jóvenes, y I Macabeos. La tendencia moderna consiste en no imprimir apócrifos del Antiguo Testamento en las ediciones de Biblias anglicanas.

[13] Los 24 libros de la Biblia Hebrea son los mismos que los 39 libros del Antiguo Testamento protestante, sólo se dividen y se ordenan de forma diferente: los libros de los Profetas Menores se encuentran en las Biblias cristianas como doce libros diferentes, y en las Biblias hebreas, forman un solo libro llamado “Los Doce”. Del mismo modo, las Biblias cristianas dividen los Libros de los Reyes en cuatro libros, ya sean dos libros de Samuel y otros dos de los Reyes o cuatro libros de los Reyes; la Biblia judía los dividen en solo dos libros. Los judíos también mantienen los dos libros de Crónicas/Paralipómenos como un solo libro. Esdras y Nehemías también se combinan en la Biblia judía, como lo están en muchas Biblias ortodoxas, en lugar de dividirlos en dos libros, como hacen la tradición católica y protestante.

[14] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[15] Los libros de Samuel y Reyes son llamados a menudo los cuatro libros de los Reyes en las tradiciones católica y ortodoxa.

[16] Los nombres entre paréntesis son los nombres de la Septuaginta y son usados frecuentemente por los cristianos ortodoxos.

[17] Los libros de Samuel y Reyes son llamados a menudo los cuatro libros de los Reyes en las tradiciones católica y ortodoxa.

[18] Los nombres entre paréntesis son los nombres de la Septuaginta y son usados frecuentemente por los cristianos ortodoxos.

[19] Los libros de Samuel y Reyes son llamados a menudo los cuatro libros de los Reyes en las tradiciones católica y ortodoxa.

[20] Los nombres entre paréntesis son los nombres de la Septuaginta y son usados frecuentemente por los cristianos ortodoxos.

[21] Los libros de Samuel y Reyes son llamados a menudo los cuatro libros de los Reyes en las tradiciones católica y ortodoxa.

[22] Los nombres entre paréntesis son los nombres de la Septuaginta y son usados frecuentemente por los cristianos ortodoxos.

[23] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[24] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[25] Los nombres entre paréntesis son los nombres de la Septuaginta y son usados frecuentemente por los cristianos ortodoxos.

[26] Los nombres entre paréntesis son los nombres de la Septuaginta y son usados frecuentemente por los cristianos ortodoxos.

[27] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[28] El Libro de Esther para católicos y ortodoxos incluye 103 versos que no están en el Libro de Esther de los protestantes.

[29] El Libro de Esther para católicos y ortodoxos incluye 103 versos que no están en el Libro de Esther de los protestantes.

[30] Las versiones de la Biblia VulgataReina-ValeraDouay-Rheims y Revised Standard Version Catholic Edition colocan los libros de Macabeos después de Malaquías, otras traducciones católicas los sitúan después del libro de Esther.

[31] Las versiones de la Biblia VulgataReina-ValeraDouay-Rheims y Revised Standard Version Catholic Edition colocan los libros de Macabeos después de Malaquías, otras traducciones católicas los sitúan después del libro de Esther.

[32] En las Biblias griegas, IV Macabeos se encuentra en el apéndice.

[33] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[34] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[35] Las iglesias ortodoxas orientales incluyen el Salmo 151 y la Oración de Manasés, no presente en todos los cánones.

[36] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[37] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[38] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[39] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[40] En las Biblias católicas, el Libro de Baruc incluye un capítulo sexto llamado Carta de Jeremías. El Libro de Baruc no está en la Biblia protestante ni en el Tanaj.

[41] En las Biblias católicas, el Libro de Baruc incluye un capítulo sexto llamado Carta de Jeremías. El Libro de Baruc no está en la Biblia protestante ni en el Tanaj.

[42] Britannica 1911

[43] Las Biblias ortodoxas orientales mantienen los libros de Baruc y la Carta de Jeremías por separado.

[44] Hebreo (opinión minoritaria), véase la Carta de Jeremías para más detalles.

[45] Este libro forma parte del Ketuvim, la tercera sección del canon judío. Existe un orden diferente entre los cánones católico y judío.

[46] En las Biblias católicas y ortodoxas, Daniel incluye tres secciones no incluidas en las Biblias protestantes. La oración de Azarías y el Cántico de los Tres Jóvenes se incluye entre Daniel 3:23-24. Historia de Susana se incluye en Daniel 13. Historia de Bel y el Dragón se incluye como Daniel 14. Estos no se encuentran en el Antiguo Testamento protestante.

[47] En las Biblias católicas y ortodoxas, Daniel incluye tres secciones no incluidas en las Biblias protestantes. La oración de Azarías y el Cántico de los Tres Jóvenes se incluye entre Daniel 3:23-24. Historia de Susana se incluye en Daniel 13. Historia de Bel y el Dragón se incluye como Daniel 14. Estos no se encuentran en el Antiguo Testamento protestante.

[48] El desarrollo de los géneros literarios que se suponen incluidos en los textos del Antiguo Testamento así como su relación con los géneros literarios usados en aquel entonces en Oriente se puede consultar en la obra de Robert y Feuillet que aparece en la bibliografía, pág, 137ss.

[49] Young, Edward J. “The Authority of the Old Testament”. The Infalible Word (a symposium). Philadelphia: Presbyterian and reformed publishing Company, 1946. Pag. 71

[50] Evidencias de exige un veredicto, Josh Mcdowell, pag. 35

[51] Pfeiffer, R. H. Introduction to the Old Testament. New York: Harper & Row, 1948. Pag. 63; Geisler, Nomar L. and William E. Nix A general introduction to the Bible. Chicago: Moody Press, 1968, Pag.129

[52] Geisler, Nomar L. and William E. Nix A general introduction to the Bible. Chicago: Moody Press, 1968, Pag.129

[53] Evidencias que exige un veredicto, pag. 36

[54] F.F Bruce, The Book and the Parchments. Ed. Rev. Westwood: Fleming H. Revell Co., 1963, Pag. 100

[55] Geisler, Nomar L. and William E. Nix A general introduction to the Bible. Chicago: Moody Press, 1968, Pag. 50

[56] F.F Bruce, The Book and the Parchments. Ed. Rev. Westwood: Fleming H. Revell Co., 1963, Pag. 97

[57] Young, Edward J. The Authority of the old Testament".The infalible Word (a symposium). Philadelphia: Presbyterian and Reformed Publishing Company, 1946. Pag. 73

[58] F. G. Kenyon, Our Bible and the Ancient Manuscripts, rev. por A. W. Adams (Nueva York: Harper, 1958), pp. 79ss.

[59] Ewert, From Ancient Tablets to Modern Translations, p. 100.

[60] Ibíd., p. 104.

[61] R. Laird Harris, Inspiration and Canonicity of the Bible (Grand Rapids: Zondervan, 1969), pp. 156ss.

[62] Ibíd., p. 167.

[63] “Josefo menciona que el límite de los libros aceptados está marcado hacia la época de Artajerjes (465-425 a.C.) después de lo cual no se publicaban libros sin autorización”. D. Guthrie, “Bible”, en Merrill C. Tenney, ed., The Zondervan Encyclopedia of the Bible, 5 vols. (Grand Rapids: Zondervan, 1975), p. 1:560; Compendio Portavoz de Teología, Paul Enns, Pag. 162-163

[64] Teología Sistemática, John Macarthur, Pag. 122

[65] Norman L. Geisler and William E. Nix. A general Introduction to the Bible. Chicago: Moody Press, 1968, Pag. 173 

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