El Siervo de YAHVÉ en los Evangelios | Evangelios análisis crítico con Feliberto Vasquez Rodriguez

 


SIERVO DE YAHVÉ

El Siervo de Yahvé o el Siervo Sufriente es una figura tradicionalmente extraída de cuatro pasajes de Isaías que describen la vocación de uno cuya tarea es servir tanto a Israel como a las naciones a través de actos de justicia y sufrimiento ungidos por el Espíritu. En los Evangelios esta figura y estos pasajes están detrás de varios aspectos de la identidad y misión de Jesús, tal vez sobre todo de su sufrimiento y muerte vicarios.

1. Isaías

Isaías 40–55 («Segundo Isaías» o «Deutero-Isaías») es el contexto literario de los «Cánticos del Siervo» de Isaías 42:1–4; 49:1–6; 50:4–9; 52:13–53:12, que fueron agrupados como tales por primera vez por B. Duhm en 1892. Duhm argumentó que eran una adición posterior al texto de Isaías y sugirió una interpretación sin hacer referencia al contexto literario. Muchos comentaristas antiguos le han seguido, si bien hay una tendencia cada vez mayor dentro de los estudios sobre Isaías a considerarlos una parte integral del texto general de Isaías y analizarlos dentro del mismo.[1]

Históricamente, esta figura del siervo ha sido un punto de gran interés para los intérpretes. Algunos han identificado al siervo como Israel o un remanente de Israel, siguiendo las propias pistas del libro, que llama a Israel siervo en varios lugares (e.g., Is 41:8; 44:1, 2, 21 [2x]; 45:4; 48:20). Otros, sin embargo, han apuntan al siervo anónimo de los propios Cánticos del Siervo, así como a su aparente sufrimiento individualista (e.g., Is 50:4–9), y prefieren a una figura histórica como Ciro o el profeta Isaías.

Aquellos que prefieren una lectura literaria a menudo vinculan al orador anónimo de Isaías 61 con el siervo, sugiriendo que desde una perspectiva literaria y funcional esta figura habla a través de la voz del siervo y asume su papel, especialmente de Isaías 42 y Isaías 49 (e.g., ambos están ungidos por el espíritu de Yahvé, proclaman libertad a los cautivos y consuelan a los débiles). Incluso si se mantienen las distinciones de la crítica histórica tradicional, e Isaías 61 se considera parte del «Tercer Isaías» (o «Trito-Isaías»), se puede argumentar que el plural «siervos» (e.g., Is 65:8) como comunidad se ha arrogado varios rasgos y experiencias (de Is 40–55). Así pues, ya en este período temprano hay un grupo posterior (históricamente) que utiliza la figura del siervo y la pone al servicio de su propia identidad, una realidad importante que debe tomarse en consideración en los estudios del motivo del siervo en el NT.

2. Judaísmo del Segundo Templo

Muchos comentaristas antiguos han destacado la provisionalidad de nuestra interpretación del motivo del siervo en el judaísmo del Segundo Templo, aunque los resultados a menudo mínimos que proporciona tal provisionalidad no son necesariamente la única conclusión posible. Por ejemplo, probablemente es importante que los autores del Segundo Templo parecieron interpretar Isaías como un todo (i.e., como obra del profeta Isaías, sin las tradicionales distinciones entre «Primer», «Segundo» o «Tercer» Isaías) y escatológicamente. El sentido no fragmentario se puede ver en el «Himno de los Padres» de Ben Sira[2], compuesto alrededor del 200 a. C., donde se describe al profeta Isaías como fidedigno. Eclesiástico trata luego de la visión de Isaías de las últimas cosas y de sus palabras de consuelo para los dolientes, aludiendo claramente a Isaías 40–66. El uso escatológico es evidente si nos fijamos en el pesarim de Isaías[3] de Qumrán, donde se relaciona directamente a los pasajes con la existencia de la secta al final de los tiempos.

Así pues, los pasajes del siervo casi con toda seguridad no se veían como un grupo de textos independientes, si bien sigue siendo probable que los lectores y oyentes de Isaías repararan en las similitudes conceptuales y lingüísticas de lo que los especialistas modernos denominan los «Cánticos del Siervo». De hecho, los textos que hacen uso de Isaías (especialmente en Qumrán) son expertos en la utilización del motivo del siervo extraído de varios pasajes distintos (e.g., Is 42:1–4; 52:13–53:12). Todo esto justifica el enfoque de analizar la función del siervo en los textos del Segundo Templo dentro de la retícula general de (al menos) Isaías 40–66.

La figura del siervo isaiano se utilizaba a menudo durante este período, si bien en ocasiones el siervo se interpretaba individualmente y en otras corporativamente (aunque un individuo seguiría representando al pueblo como colectivo). Esta generalización es válida en todos los casos, incluso para Isaías 53. El viejo adagio de que el judaísmo helenístico interpretó el siervo de Isaías 53 corporativamente (e.g., en la LXX, que aclara que el siervo es Israel, añadiendo «Jacob» e «Israel» en el cántico de Is 42:1 e incluye una nota explicativa sobre la tarea del siervo Israel en Is 49:5), mientras que el judaísmo palestino interpretó la figura individualmente[4], no parece representar adecuadamente la evidencia. Por ejemplo, al menos algunos de los textos de Qumrán que utilizan material del siervo isaiano lo toman en un sentido corporativo.[5] En otras palabras, el medio interpretativo de Jesús y los autores del NT les permitió tratar al siervo como un individuo (a menudo representativo) y como una colectividad (como el pueblo fiel o remanente de Dios) y reivindicar el cumplimiento o la encarnación de los textos del siervo de Isaías en sus propias comunidades.

3. Los Evangelios

Tal vez el estudio más conocido del motivo del siervo en relación con Jesús sea el de M. Hooker.[6] Sin embargo, su interés general no es simplemente el uso neotestamentario del AT sino la expiación, y si la doctrina se originó con Jesús o sus seguidores. Por tanto, la expiación envuelve su estudio, convirtiendo Isaías 53, con su noción del sufrimiento vicario, en un pasaje importante y problemático tanto en Isaías como en el NT.

Aunque Hooker se toma el cuidado de señalar que en Isaías el siervo es predominantemente la figura colectiva de Israel[7], su mínima investigación de las fuentes del Segundo Templo limita su capacidad para ver la presencia y función del motivo del siervo en textos neotestamentarios.[8] No es sorprendente, pues, que sus resultados finales sean negativos: los sinópticos no aportan pruebas concluyentes de que Jesús se viera a sí mismo como el siervo[9], y otros escritos del NT como Hechos y las cartas de Pablo ofrecen «pocas muestras de que la cristología del siervo ocupara algún lugar destacado en el pensamiento cristiano durante el período del Nuevo Testamento».[10]

Se puede criticar a Hooker de estar demasiado preocupada con Isaías 53 y el sufrimiento del siervo, ya que esto limita su capacidad para ver la naturaleza polifacética de la experiencia y tarea del siervo. Además, su insistencia en que para que esté presente una alusión al siervo no puede tenerse en mente ningún otro posible texto del AT[11] puede que estreche innecesariamente los parámetros y sea minimalista, especialmente a la luz de los desarrollos recientes en intertextualidad entre los Testamentos que destacan la naturaleza compleja del uso del AT por parte del Nuevo (que incluye paralelismos conceptuales, además de lingüísticos, la importancia de un caso acumulativo y tomar las citas como indicadores de usos narrativos más grandes o alusivos).

3.1. La tradición sinóptica. Muchos estudiosos han argumentado que en los Evangelios una parte importante de la conciencia mesiánica de Jesús fue su conciencia de estar cumpliendo o personificando la tarea del siervo de Isaías, algo que se puede apreciar sobre todo en su insistencia en que está «escrito» o «es necesario» que el hijo del Hijo del Hombre sufra y muera (y sea resucitado) (Mc 8:31; 9:12, 31; 10:33–34 par). Expertos como P. Doble han sostenido que los salmos mesiánicos dan prueba «por escrito» de que uno que sirve a Dios (como siervo) debe sufrir, pero la mayoría de los comentaristas considera que el trasfondo veterotestamentario de la pasión se encuentra en la figura del siervo isaiano.

3.2. Marcos. En el Evangelio de Marcos el siervo de Isaías probablemente se encuentre detrás de la voz del cielo que se escucha en el bautismo de Jesús: «Tú eres mi hijo amado, en quien tengo complacencia» (Mc 1:11 [// Mt 3:17; Lc 3:22]). Aquí no se llama a Jesús «siervo», ni existe un solapamiento verbal exacto entre los dos pasajes, pero aun así hay una probable alusión a uno de los textos del siervo, Isaías 42:1. Los especialistas generalmente coinciden en que aquí la base es el siervo, ya que el siervo es ungido con el Espíritu de Dios en Isaías 42:1 y es escogido o llamado en el contexto literario (e.g., Is 42:6–7).

También en la transfiguración de Jesús la voz procedente de las nubes le llama «mi Hijo amado» (Mc 9:7 [// Mt 17:5; Lc 9:35; en este último texto Jesús es «escogido» en lugar de «amado»; cf. el siervo como «escogido» en, e.g., Is 49:7]). En la Última Cena Jesús declara: «Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos [pollōn] es derramada» (Mc 14:24 [// Mt 26:28, que añade «para remisión de los pecados»; cf. Lc 22:20]), recordando el sacrificio del siervo en Isaías 53:12.

Particularmente relevante (y problemático) en Marcos es el famoso «dicho del rescate» (Mc 10:45 [// Mt 20:28]), donde Jesús afirma de sí mismo: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (cf. esp. Is 53:10, 12). Contextualmente, el dicho del rescate sigue a la tercera predicción principal de Jesús sobre la pasión (primera, Mc 8:31 [// Mt 16:21; Lc 9:22]; segunda, Mc 9:31 [// Mt 17:22–23; Lc 9:44]; tercera, Mc 10:33–34 [// Mt 20:18–19; Lc 18:31–33]) y a la petición de Santiago y Juan de honor personal; así pues funciona como una descripción de la autocomprensión de Jesús en cuanto a su muerte, así como una crítica del deseo de grandeza de sus discípulos, ya que el liderazgo debe estar orientado al servicio.

Muchos eruditos vinculan el dicho del rescate con el siervo de Isaías 53 debido a su noción de servicio, especialmente la entrega de la vida «por muchos». Sin embargo, otros cuestionan esta conexión[12] basándose en los mínimos paralelos verbales que existen entre el dicho e Isaías 53 (LXX). Otras dos posibles fuentes para el dicho del rescate son el Hijo del Hombre de Daniel 7 (porque Jesús se llama a sí mismo «Hijo del Hombre» en el dicho), aunque Daniel no incluye la idea del sufrimiento vicario. No obstante, en el texto del Segundo Templo 1 Enoc 37–71 el Hijo del Hombre de Daniel 7 es una figura conglomerada, combinada con el siervo de Isaías, lo que sugiere que tal maniobra es posible aquí en el dicho del rescate. El otro trasfondo que se ha sugerido para el dicho del rescate es la tradición del Segundo Templo sobre el mártir, que al menos en alguna ocasión iba unida a la expiación (como puede verse, e.g., en 4 Mac 6:28–29), si bien el siervo de Isaías puede que sea la base bíblica «original» de semejante martirio expiatorio en este período.

La cuestión de la autenticidad del dicho del rescate es algo sobre lo que también se debate, ya que algunos autores afirman que su origen no está en Jesús sino en la iglesia primitiva. Los argumentos que aquí se presentan incluyen una supuesta ruptura en el paralelo Jesús-discípulos en el contexto (ya que este rescate solamente se aplicaría a su muerte), la novedad de este aspecto de la muerte de Jesús (i.e., el rescate o la expiación no aparecen en otros lugares), y que el paralelo lucano de Marcos 10:42–45 y Mateo 20:25–28 (Lc 22:25–27) no lo incluye. La segunda cuestión es la que se responde más fácilmente, ya que Jesús aparentemente era consciente de una razón bíblica para su inminente muerte violenta (e.g., Mc 8:31; 9:12; Lc 18:31–33; 24:25–27, 46), y él mismo relaciona al menos algunos aspectos de su pasión con el siervo (e.g., Is 53:12 en Lc 22:37), haciendo probable la existencia de otros vínculos.

En cuanto a la primera y tercera objeciones, Lucas parece haber tomado Lucas 22:24–27 de su fuente especial (en lugar de Marcos) y puede estar describiendo un acontecimiento diferente al de los demás autores sinópticos. Además, a la luz del interés de Lucas en establecer un paralelismo entre la misión de los discípulos y la de Jesús (esp. en Hechos), cualquier minimización por su parte de la naturaleza expiatoria de la muerte de Jesús (que, por supuesto, es única y no se aplica a los discípulos) encuentra su justificación.

Por último, las fuentes extrabíblicas muestran que la palabra «rescate» (lytron), que en el NT solamente aparece aquí, en el dicho del rescate (cf. antilytron en 1 Tim 2:6), parece resaltar el coste de la liberación lograda por Jesús, el Hijo del Hombre y el siervo. Teniendo presente los textos del siervo de Isaías (esp., Is 50; 53), el coste se describe gráficamente en el sentido del severo rechazo, el sufrimiento físico, mental y emocional y la muerte. Además, el siervo en Isaías 53:12 (LXX) lleva los pecados de «muchos» (pollōn) en su muerte; Jesús en el dicho del rescate afirma dar su vida como un rescate por «muchos» (pollōn).

3.3. Mateo. Uno de los recursos singulares de Mateo es su uso de fórmulas de cita, y en dos de ellas cita los textos del siervo. En Mateo 8:17, después de que Jesús sanara a «todos los enfermos» y echara fuera demonios, Mateo escribe que las acciones de Jesús cumplen «lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias». La referencia es a Isaías 53:4, aunque muchos estudiosos han señalado que el énfasis mateano recae sobre la liberación de Jesús de las dolencias físicas, a diferencia de su sufrimiento y muerte expiatorios.

Mateo 12 ofrece detalles de más curaciones (así como de la actitud no beligerante de Jesús, otro posible vínculo con el siervo), y el evangelista conecta estos hechos con el primer Cántico del Siervo, Isaías 42:1–4 (citado en su totalidad en Mt 12:18–21). Su cita de Isaías en este punto refuerza el probable trasfondo del siervo en las escenas del bautismo y la transfiguración (en Mt 3:17; 17:5), ya que parece utilizar un texto griego en Mateo 12:18 que es un paralelo de parte del vocabulario de las otras escenas o bien adaptar su traducción de Isaías para resaltar los vínculos. Una vez más sale a relucir la preocupación académica por la aparente falta de atención del autor en la naturaleza expiatoria de la obra del siervo, aunque se podría argumentar que la concentración académica moderna en la expiación, sobre todo en lo que tiene que ver con el siervo isaiano, no está justificada a la luz de la naturaleza multifacética de la tarea del siervo en Isaías (que incluye traer justicia, ser una luz para las naciones y soportar el sufrimiento físico).

3.4. Lucas. Se suele reconocer que Lucas también asume el uso del trasfondo del siervo de Isaías en el bautismo y la transfiguración de Jesús, y Jesús define su misión en la sinagoga de Nazaret en Lucas 4:18–19 leyendo Isaías 61:1–2 (con Is 58:6). Isaías 61:1–2, aunque no forma parte de los famosos cuatro Cánticos del Siervo de Duhm, literariamente está estrechamente conectado con esos pasajes.

Uno de los últimos capítulos de Lucas incluye otra cita clara, puesto que en Lucas 22:37 Jesús cita de Isaías 53:12 en referencia a sí mismo, afirmando que el destino del siervo de ser «contado con los inicuos» se debe cumplir en él (cf. la cita de Is 53:7–8 en Hch 8:32– 33).

Sin embargo, también es cierto que en otros lugares Lucas ha sido acusado por H. Conzelmann y muchos autores después de él de restarle importancia a la noción de expiación o sufrimiento sustitutorio del motivo del siervo. La supuesta «teología de la gloria» de Lucas (en contraposición a la «teología de la cruz») se argumenta sobre la base de varios pasajes. Por ejemplo, los dos únicos textos en Lucas-Hechos que parecen fundamentar claramente la muerte de Jesús en términos de expiación, Lucas 22:19–20 y Hechos 20:28, son textualmente inciertos. El primer pasaje, Lucas 22:20 (el paralelo de Mc 14:24; Mt 26:28), al parecer también elimina al menos uno de los indicadores léxicos a Isaías 53 (aunque la idea del servicio todavía está presente). Por último, el «dicho del rescate» de Marcos, que muchos consideran que alude a Isaías 53, cuenta con un paralelo en Mateo pero se omite en Lucas. Todo esto lleva a la posible conclusión de que Lucas optó por centrarse en otros aspectos de la tarea del siervo, como su inocencia o exaltación.

Existen muchos otros usos probables del material del siervo isaiano tanto en Lucas como en Hechos (e.g., las referencias a Israel y las naciones en Lc 2:29–32, que recuerdan a Is 42; 49), y esto lleva a una segunda posible explicación del aparentemente mínimo reconocimiento por parte de Lucas de la muerte de Jesús como sustitutiva. Lucas demuestra un claro interés en conectar la misión de los discípulos con Jesús (especialmente en Hechos, pero también en Lucas; cf. esp. los paralelos de Pedro, Esteban y Pablo con Jesús; cf. también la manera en que Pablo y Bernabé citan el texto del siervo de Is 49:6 haciendo referencia a sí mismo en Hch 13:47), y la naturaleza expiatoria de la muerte del siervo es cierta solo en el caso de Jesús, no de sus seguidores.

3.5. Juan. La única cita de los Cánticos del Siervo en el Evangelio de Juan está en Juan 12:38. Tras la predicción de la muerte de Jesús, Juan menciona las múltiples señales realizadas por Jesús y luego resume la respuesta judía hacia su persona reivindicando el cumplimiento de Isaías 53:1: «¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?» Los eruditos han señalado que el pasaje de Isaías, aunque pertenece al famoso Cántico del Siervo de Isaías 53, no se refiere a la obra expiatoria del siervo sino más bien a la incredulidad de los judíos. Una vez más, el interés académico en el aspecto sustitutorio del sufrimiento del siervo puede que esté mal dirigido, ya que la obra del siervo en Isaías es mucho más amplia. Al menos indirectamente, se relaciona a Jesús con el siervo mediante el uso de Isaías 53:1 en este punto.

Entre otros famosos pasajes joánicos que a menudo se vinculan con el siervo isaiano está aquel en el que Juan el Bautista llama a Jesús el «Cordero de Dios» (Jn 1:29, 36). El trasfondo que se propone es la referencia en Isaías 53:7, donde se emplea la metáfora de un cordero que es llevado al matadero en relación con el siervo. Dado que el cordero pascual no tenía conexión directa con la eliminación del pecado, parece probable que aquí se tenga en mente el sacrificio del siervo isaiano. Por último, el lenguaje de Jesús que será «levantado» (hypsoō en diversas formas) en Juan 3:14; 8:28; 12:32 puede que se refiera a la exaltación/levantamiento del siervo (una forma de hypsoō) en Isaías 52:13 (LXX).

4. Conclusión

La figura del siervo en los famosos Cánticos del Siervo de Isaías es importante para comprender la misión y el propósito de Jesús. Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer en esta área. Una ola de estudios académicos recientes hace hincapié en el marco narrativo general y en los temas de Isaías (como la restauración del «nuevo éxodo», sobre todo en Is 40–55) y su ubicación en los Evangelios (que destaca, e.g., por el uso de Is 40:3–5 y su vínculo con Juan el Bautista). Resulta significativo que Isaías 40–55 es el contexto literario principal de la obra del siervo, que forma parte integral de la restauración; el hecho de que la misión del siervo se esté encarnando es, en gran medida, el modo en que se produce y encuentra su cumplimiento el nuevo éxodo.

Así pues, si en los Evangelios está presente un paradigma isaiano más general, eso justifica una metodología que afirme la presencia del motivo del siervo incluso en ausencia de citas claras (por importantes que estas puedan ser). En efecto, a diferencia de los parámetros metodológicos más estrechos de tiempos pasados, muchos estudiosos están dando prioridad a la presencia de lazos conceptuales y temáticos, así como a vínculos léxicos con palabras estrechamente relacionadas con el siervo y su actividad en Isaías (e.g., escogido, testigo, entregado). Estas conexiones que se proponen resultan especialmente significativas si aparecen en grupo o en relación próxima con una referencia más explícita o una alusión a un pasaje del siervo. En otras palabras, tal vez sea cierto que para los autores de los Evangelios el motivo del siervo fundamenta la identidad de Jesús de una manera mucho mayor de lo que a menudo se ha reconocido, y que varias doctrinas del NT (como la salvación) se beneficiarían de un examen más detallado de estas vías de investigación.[13]



[1] Ejemplo T. N. D. Mettinger, A Farewell to the Servant Songs: A Critical Examination of an Exegetical Axiom, trad. F. H. Cryer (ScrMin 3; Lund: Gleerup, 1983)

[2] Eclo 44:1–51:24

[3] 4Q161; 4Q162; 4Q163; 4Q164; 4Q165

[4] Ejemplo el manuscrito del Mar Muerto 11Q13 [la obra de J. Jeremias ha contribuido a esta interpretación]

[5] Por ejemplo 1QS V, 6; VIII, 5–7

[6] M. D. Hooker, Jesus and the Servant: The Influence of the Servant Concept of Deutero-Isaiah in the New Testament (Londres: SPCK, 1959)

[7] M. D. Hooker, Jesus and the Servant: The Influence of the Servant Concept of Deutero-Isaiah in the New Testament (Londres: SPCK, 1959), cap. 2

[8] M. D. Hooker, Jesus and the Servant: The Influence of the Servant Concept of Deutero-Isaiah in the New Testament (Londres: SPCK, 1959), cap. 3

[9] M. D. Hooker, Jesus and the Servant: The Influence of the Servant Concept of Deutero-Isaiah in the New Testament (Londres: SPCK, 1959). Pag. 102

[10] M. D. Hooker, Jesus and the Servant: The Influence of the Servant Concept of Deutero-Isaiah in the New Testament (Londres: SPCK, 1959). Pag. 128

[11] M. D. Hooker, Jesus and the Servant: The Influence of the Servant Concept of Deutero-Isaiah in the New Testament (Londres: SPCK, 1959). Pag. 62

[12] Ejemplo M. D. Hooker, Jesus and the Servant: The Influence of the Servant Concept of Deutero-Isaiah in the New Testament (Londres: SPCK, 1959);

[13] BIBLIOGRAFÍA. W. H. Bellinger Jr. y W. R. Farmer, eds., Jesus and the Suffering Servant: Isaiah 53 and Christian Origins (Harrisburg, PA: Trinity Press International, 1998); J. Blenkinsopp, Opening the Sealed Book: Interpretations of the Book of Isaiah in Late Antiquity (Grand Rapids: Eerdmans, 2006); D. Bock y M. Glaser, eds., The Gospel According to Isaiah 53: Encountering the Suffering Servant in Jewish and Christian Theology (Grand Rapids: Kregel Academic & Professional, 2012); H. Conzelmann, The Theology of St. Luke, trad. G. Buswell (Nueva York: Harper & Row, 1960) – existe edición castellana: El centro del tiempo. La teología de Lucas (Madrid: Fax, 1974); P. Doble, «Luke 24.26, 44-Songs of God’s Servant: David and His Psalms in Luke-Acts», JSNT 28 (2006) 267–83; B. Duhm, Das Buch Jesaia (3ª ed.; HKAT 3/1; Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 1914); J. B. Green, The Death of Jesus: Tradition and Interpretation in the Passion Narrative (WUNT 2/33; Tubinga: Mohr Siebeck, 1988); B. Janowski y P. Stuhlmacher, eds., The Suffering Servant: Isaiah 53 in Jewish and Christian Sources, trad. D. P. Bailey (Grand Rapids: Eerdmans, 2004);; S. H. T. Page, «The Suffering Servant Between the Testaments», NTS 31 (1985) 481–97; W. Zimmerli y J. Jeremias, «παῖς θεοῦ», TDNT 5:654–717.

 


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