Problema Sinóptico | Evangelios análisis crítico con Feliberto Vásquez Rodríguez

 


La cuestión sinóptica o problema sinóptico trata de la interrelación de los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas) y aborda una pregunta básica: ¿cuál es la mejor explicación para las semejanzas y diferencias textuales que existen entre Mateo, Marcos y Lucas? Basada en la evidencia sinóptica, esta pregunta se puede dividir en toda una serie de subpreguntas, que es posible formular basándonos en la solución más comúnmente aceptada, la teoría de las dos fuentes.

1. La evidencia sinóptica

1.1. Similitudes y diferencias en cuanto a contenido

1.1.1. Las tradiciones paralelas sinópticas. La «triple tradición» (TT) se refiere al material compartido por los tres Evangelios sinópticos. También hay tres tipos distintos de «doble tradición» (DT), en la que solamente se solapan dos de los tres Evangelios sinópticos. En conjunto, la triple tradición y la doble tradición de dos Evangelios sinópticos puede denominarse su «material común» (MC). Además, cada uno de los Evangelios sinópticos tiene su propio material especial (Sondergut) que no cuenta con paralelos en los otros dos libros. La triple tradición asciende a aproximadamente tres cuartas partes del Evangelio de Marcos y un tercio de los Evangelios de Mateo y Lucas, respectivamente. La doble tradición más importante contiene las secciones en las que solamente Mateo y Lucas corren en paralelo. Esto equivale a aproximadamente a una quinta parte de estos Evangelios.

1.1.2. La naturaleza detallada de Marcos. Aunque en general el Evangelio de Marcos es mucho más breve que los Evangelios de Mateo y Lucas, las perícopas individuales de Marcos normalmente son más largas que las perícopas paralelas ofrecidas por Mateo y Lucas. En el material que Marcos tiene en común con Mateo, el texto de Marcos es unas 2,000 palabras más extenso. En el material que Marcos tiene en común con Lucas, el texto de Lucas es aproximadamente unas 1,500 palabras más breve. Como regla general, los informes de Marcos sobre los mismos incidentes son más detallados que los relatos que presentan Mateo y Lucas.

1.2. Similitudes y diferencias en el orden. El orden de las oraciones, perícopas y palabras en el material común de los Evangelios sinópticos es generalmente idéntico. Este no es el caso, sin embargo, de la doble tradición de Mateo y Lucas. Solamente unas dos quintas partes (40 %) de las perícopas que tienen en común únicamente Mateo y Lucas se presentan en el mismo orden.

1.3. Similitudes y diferencias en la redacción

1.3.1. Promedio de concordancia verbal. Si bien el contenido del material común de los Evangelios sinópticos es muy parecido, el promedio de concordancia verbal entre los textos paralelos sinópticos asciende tan solo al 40–50 %. Mientras que el material común de Mateo y Marcos llega a cerca de 8,600 palabras para Mateo o 10,500 palabras para Marcos, solo unas 4,200 palabras de su material común son idénticas, es decir, 50 % para Mateo y 40 % para Marcos (véase fig. 1).



Figura 1. Concordancia verbal entre dos Evangelios sinópticos a la vez (en palabras)

Al mismo tiempo, las mejoras estilísticas de Mateo y Lucas sobre el Evangelio de Marcos son muy moderadas y distan mucho de ser consistentes. Como consecuencia, muchas de las diferencias entre los Evangelios sinópticos no guardan relación ni con el contenido ni con el estilo. Si Marcos se escribió primero, y si Mateo y Lucas cambiaron el contenido y mejoraron solo ligeramente el estilo de sus fuentes escritas, ¿qué les hizo revisar aproximadamente el 50 % de su redacción?

1.3.2. La inconsistencia de la concordancia verbal. La cantidad de concordancia verbal en las diferentes perícopas paralelas varía espectacularmente. Las cifras de concordancia verbal en las perícopas paralelas promedia en torno al 40–50 %. En algunos textos paralelos solo el 10 % o 20 % de la redacción es idéntica, mientras que en otras perícopas sinópticas la concordancia verbal equivale al 80 % o incluso al 90 %. Esto es particularmente evidente en la doble tradición de Mateo y Lucas (véase fig. 2).

Por lo tanto, si Mateo y Lucas copiaron una fuente escrita, ¿por qué no parafrasearon el texto fuente de manera más sistemática? ¿Qué les motivó a cambiar su estilo de reescritura de una perícopa a otra?

1.3.3. Concordancia verbal por encima de la media en las palabras de Jesús. El promedio de la concordancia verbal en el material común de Mateo y Marcos es del 49 % (en relación con Mateo). Sin embargo, mientras que Marcos coincide verbalmente con Mateo solo el 43 % del tiempo en el material narrativo, la concordancia verbal en el material discursivo asciende al 59 %. Si se calcula en relación con Marcos, las cifras son del 50 % para la concordancia verbal en el material discursivo en contraste con el 34 % para la concordancia verbal en el material narrativo. Los resultados para la concordancia verbal entre Marcos y Lucas son similares. Si Mateo y Lucas copiaron una fuente escrita, ¿por qué no copiaron el texto de su fuente escrita de manera más sistemática? Además, ¿por qué no copiaron el redactado de las declaraciones de Jesús más allá del 40–60 % (véase fig. 3)?


Figura 2. Concordancia verbal en la doble tradición de Mateo y Lucas (material Q)


Figura 3. Concordancia verbal en el material discursivo sinóptico

1.3.4. Acuerdos menores. En la triple tradición, Mateo y Lucas comparten alrededor de 1,850 palabras el uno con el otro y con Marcos (las coincidencias o acuerdos triples). Al mismo tiempo, Mateo y Lucas tienen en común contra Marcos casi 650 palabras (los denominados acuerdos o coincidencias menores). Si Mateo y Lucas copiaron el Evangelio de Marcos independientemente el uno del otro, ¿por qué coinciden verbalmente en contra de su texto en más de 600 palabras?

2. Explicaciones que se han propuesto

Las explicaciones de la evidencia sinóptica se pueden dividir en dos grandes grupos. Las explicaciones del primer grupo suponen que los Evangelios sinópticos pueden derivar de una fuente común independientemente los unos de los otros (apartados 2.1–2.3). Las explicaciones del segundo grupo asumen que los Evangelios sinópticos dependen literariamente unos de otros (apartados 2.4–2.7).

2.1. La hipótesis de un Ur-evangelio escrito

2.1.1. Lessing. Según la obra de G. E. Lessing Neue Hypothese über die Evangelisten als blos menschliche Geschichtschreiber betrachtet (1878), los judeocristianos de Palestina (los «nazarenos») debieron de haber poseído un Ur-evangelio escrito en hebreo ya en los años 30 del siglo I. En este Ur-evangelio hebreo un autor desconocido habría registrado los informes orales de los testigos presenciales apostólicos y no apostólicos sobre las palabras y los hechos de Jesús. Debido a que muchos copistas de este Ur-evangelio se sintieron con la libertad de abreviar, ampliar y cambiar su texto fuente, este circuló en forma de muchas versiones distintas. Según Papías, Mateo fue el primero que tradujo el Ur-evangelio hebreo al griego, probablemente cuando comenzó la misión a los gentiles. Además, tal como indica el prólogo de Lucas, los otros dos Evangelios sinópticos eran traducciones griegas del mismo Ur-evangelio hebreo. Por tanto, Mateo, Marcos y Lucas no son más que traducciones similares, y a la vez distintas, del denominado documento hebreo de Mateo.[1]

2.1.2. Eichhorn. Del mismo modo, J. G. Eichhorn, supuso que cuando el evangelio traspasó los límites de Palestina, los discípulos de los apóstoles necesitaron una base escrita para su predicación. Tal documento arameo habría contenido en un formato condensado los principales acontecimientos de la vida de Cristo entre su bautismo y su ascensión. Como revela la comparación entre los Evangelios sinópticos, estas historias constituyen la triple tradición. Eichhorn reconstruyó el Ur-evangelio a lo largo de más de cien páginas de su libro. Este Ur-evangelio arameo pronto se tradujo al griego. Nuestros Evangelios sinópticos muestran una mezcla compleja de coincidencias y diferencias porque de manera independiente cada uno hizo uso de este Ur-evangelio griego. Así pues, «el Ur-evangelio caldeo-sirio fue recibido en distintas versiones en los tres primeros Evangelios católicos y sobrevivió en ellos en tres traducciones diferentes»[2].



Figura 4. El Ur-Evangelio escrito de Eichorn (líneas discontinuas = fuentes propias)

2.1.3. Un marco narrativo tradicional. S. Hultgren sostuvo que antes de que se escribieran los Evangelios canónicos, existió un marco narrativo común, coherente y primitivo de la vida de Jesús. Este marco narrativo (históricamente bastante fiable) fue una fuente común de Mateo, Marcos y Lucas. «Mateo y Lucas no dependieron principalmente de Marcos para su marco narrativo, sino que tuvieron acceso por separado al mismo marco sobre el que se basó Marcos».[3] Mateo y Lucas llenaron este marco con material adicional tomado del Evangelio de Marcos.[4] La doble tradición de Mateo y Lucas, con sus elementos narrativos, no se remonta a una fuente de dichos Q sino más bien al mismo marco evangélico narrativo coherente de la triple tradición.[5] En este contexto, Hultgren expresó su simpatía por la hipótesis del Ur-evangelio de Lessing y también por la hipótesis del evangelio oral.[6]

2.1.4. Un Ur-evangelio escrito y prioridad marcana. Basándose en un minucioso análisis de los elementos semíticos contenidos en el texto griego de los Evangelios sinópticos, G. Baltes combinó una hipótesis modificada del Ur-evangelio con la prioridad de Marcos: Mateo, Marcos y Lucas usaron dos fuentes escritas presinópticas (proto-Mateo y proto-Lucas), que existían en versiones hebrea y griega. Más allá de eso, Mateo utilizó Marcos como una fuente escrita.[7]

2.2. Hipótesis de los fragmentos

2.2.1. Schleiermacher. F. D. E. Schleiermacher desarrolló la hipótesis de los fragmentos en su libro Ueber die Schriften des Lukas (1817), y posteriormente la desarrolló aún más en su hermenéutica del NT (1838) y en su introducción al NT (1845). Supuso que los testigos presenciales de la vida de Jesús habían comenzado a escribir sus informes orales de acontecimientos individuales de la vida de Jesús desde fecha muy temprana. Solo en un segundo paso elaboraron colecciones de informes que tenían una relación temática o histórica. Cuando Lucas escribió su Evangelio, fue «de principio a fin un simple colector y arreglista de documentos ya existentes, que utilizó sin cambiarlos».[8] Los tres Evangelios sinópticos se basan en informes anteriores oral y especialmente escritos sobre la vida de Cristo y no dependen literariamente unos de otros.

2.2.2. La hipótesis francesa de etapas múltiples. En su Synopse des quatre Évangiles en français (1965–1972) M.-É. Boismard y A. Lamouille identificaron un gran número de fuentes escritas, documentos intermedios y preetapas de los Evangelios sinópticos que se han perdido. Su modelo es muy complejo. La figura 5 es una simplificación de su hipótesis de etapas múltiples.

2.2.3. Una nueva hipótesis de múltiples etapas. D. Burkett ha presentado «una nueva teoría de fuentes múltiples». Este autor asume que ninguno de los tres Evangelios sinópticos sirvió como fuente para los otros dos, sino que «los tres sinópticos se basaron en una colección de fuentes escritas antiguas que se han perdido».[9] Marcos compartió un proto-Marcos A con Mateo y un protoMarcos B con Lucas y textos fuente adicionales con los otros dos autores evangélicos o con uno solo.[10] La hipótesis Q es indispensable. La inconsistencia de la concordancia verbal entre Mateo y Lucas en su tradición paralela se debe al hecho de que los evangelistas también utilizaron paralelos con Q de varias fuentes superpuestas.[11] Según Burkett, la tradición oral no jugó un papel importante en el desarrollo de los Evangelios sinópticos.


Figura 5. Hipótesis francesa de las etapas múltiples

2.3. La hipótesis de un Ur-evangelio oral (hipótesis de la tradición oral)

2.3.1. Gieseler. En 1818, J. C. L. Gieseler ofreció la primera explicación elaborada de la hipótesis de la tradición. Su punto de partida fue que los apóstoles habían predicado el evangelio oralmente y consideraban el registro por escrito como menos importante. Mediante la constante repetición de los mismos informes orales sobre Jesús en su enseñanza y predicación a lo largo de muchos años, los apóstoles crearon sin querer un Ur-evangelio oral. Debido a su carácter oral, este Ur-evangelio arameo era más bien fijo en algunas partes y relativamente fluido en otras. Para los miembros helenísticos de la iglesia de Jerusalén, los apóstoles produjeron una traducción griega oral de su Ur-evangelio arameo oral, la base de los Evangelios sinópticos. «Los autores de los Evangelios utilizaron la misma fuente oral».[12] Basándose en el prólogo de Lucas, Gieseler supuso que los autores de los Evangelios sinópticos no recibieron el Ur-evangelio oral griego inmediatamente de los apóstoles sino más bien de sus discípulos. Es posible que Pablo fuera la principal fuente de información de Lucas.

2.3.2. Westcott. Medio siglo después, B. F. Westcott adoptó la hipótesis de Gieseler: el carácter interno de los Evangelios sinópticos favorece la creencia de que surgieron de una fuente oral común.[13] Puesto que la iglesia de Jerusalén era bilingüe, los informes sobre la vida de Jesús estaban disponibles en arameo y en griego desde el principio. La concordancia verbal entre los Evangelios sinópticos es, de promedio, mucho más baja de lo que a veces se ha dado por sentado, y es particularmente elevada en el material discursivo. Por lo tanto, es bastante improbable una dependencia literaria entre Mateo, Marcos y Lucas, mientras que la evidencia se puede explicar fácilmente como el resultado natural de la transmisión oral. Marcos fue el primero en poner por escrito el Urevangelio oral, seguido de Lucas y finalmente de Mateo. Sin embargo, independientemente de su fecha de composición, los Evangelios posteriores también pueden contener fragmentos de tradición en su forma más temprana disponible (véase fig. 6).

2.3.3. Tradición oral y contacto personal. B. Reicke defiende una hipótesis basada puramente en la tradición oral. La evidencia interna excluye una relación literaria entre los Evangelios sinópticos. Antes bien, la mejor explicación para la compleja mezcla de coincidencias y diferencias entre los Evangelios sinópticos es su dependencia de tradiciones orales comunes de la iglesia primitiva junto con una variedad de contactos personales entre los evangelistas, así como entre los diversos informantes.[14]


Figura 6. El Ur-evangelio oral de Westcott

2.3.4. Hipótesis de la tradición y teoría de las dos fuentes. Más recientemente, J. D. G. Dunn fusionó la hipótesis de la tradición oral con la teoría de las dos fuentes.[15] Mateo y Lucas copiaron secciones del material común sinóptico con una elevada concordancia verbal con Marcos y Q, mientras que las secciones comunes con una baja concordancia verbal tienen su origen en una tradición oral común. Si bien resulta innegable que a menudo Mateo y Lucas usaron Marcos como una fuente escrita, en un buen número de casos «la explicación más natural de la evidencia no es la dependencia literaria de Mateo o Lucas de Marcos, sino más bien su propio conocimiento de los recuentos orales de las mismas historias (o, alternativamente, su propio recuento oral de las historias marcanas)».[16] El enfoque de Dunn fue adoptado por R. McIver y T. Mournet, particularmente para Q (véase el apartado 2.6.7).

2.3.5. Tradición oral y memoria humana. A. Baum compara la evidencia sinóptica del NT con los textos sinópticos análogos de la literatura antigua, la poesía oral y la psicología cognitiva. Basándose en esta comparación, llega a la conclusión de que la explicación más probable para la concordancia verbal por debajo de la media, su inconsistencia, la concordancia verbal por encima de la media en el material discursivo, los pasajes poéticos y las citas del AT, así como las coincidencias menores, es una fuente oral común en distintas versiones y la actividad transmisora de la memoria humana. (Las fuentes escritas y la dependencia literaria pueden haber desempeñado un papel secundario).[17]

2.3.6. Enfoque genealógico. K. Jaros y U. Victor aplican el enfoque genealógico (que fue desarrollado por K. Lachmann para la reconstrucción de la relación genética entre manuscritos) al problema sinóptico. Observaron que en algunas perícopas Mateo y Marcos coinciden en contra de Lucas, en otros Marcos y Lucas coinciden en contra de Mateo, y así sucesivamente. Esto les lleva a concluir que los tres Evangelios sinópticos deben de haber utilizado fuentes comunes, probablemente orales, de manera independiente.[18]

2.4. Hipótesis de Griesbach

2.4.1. Griesbach. En 1789–1790, J. J. Griesbach publicó su Commentatio quae Marci Evangelium totum e Matthaei et Lucae commentariis decerptum esse. Su respuesta al problema sinóptico era evidente por el título de su libro: «Todo el Evangelio de Marcos fue tomado de los registros de Mateo y Lucas». La explicación de Griesbach al hecho de que los relatos de Marcos en muchos casos sean más extensos que los relatos paralelos de Mateo y Lucas fue que Marcos había complementado sus fuentes con recuerdos de su casa en Jerusalén. (Griesbach consideró la declaración de Papías de que Marcos se había basado en la enseñanza del apóstol Pedro como una invención). Además, el Evangelio de Mateo había sido la fuente no solo de Marcos sino también de Lucas, quien había hecho uso de informes adicionales de testigos presenciales (véase fig. 7).


Figura 7. La hipótesis de Griesbach

2.4.2. La hipótesis de los dos Evangelios. En la segunda mitad del siglo XX, W. Farmer, D. L. Dungan, B. Orchard y T. R. W. Longstaff renovaron la hipótesis de Griesbach. Farmer, que había sido partidario de la teoría de las dos fuentes, cambió de opinión y se convirtió en un ferviente defensor de la hipótesis de Griesbach. Él la llamó la «hipótesis de los dos Evangelios» con vistas a cuestionar la teoría de las dos fuentes no solo desde el punto de vista del contenido sino también de la terminología. Farmer afirmó que el mejor modo de explicar el orden de las perícopas y las coincidencias menores era mediante su hipótesis de los dos Evangelios. Que Marcos había sido escrito después de Mateo y Lucas era algo que respaldaba el testimonio de Clemente de Alejandría. Por otra parte, el uso de Mateo por Lucas concordaba con la afirmación del prólogo de Lucas de que quería mejorar el orden de una «narración» anterior.[19] Farmer dijo que su respuesta al problema sinóptico «permite a los cristianos tener una mayor confianza como lectores creyentes en que el carácter y mensaje de Jesucristo les ha sido transmitido fielmente».[20]

2.5. Hipótesis de la prioridad de Marcos (sin Q)

 

2.5.1. Wilke. En 1838, C. Wilke desarrolló la tesis de que «Marcos es el Ur-evangelio. Su libro sirve de base para los otros dos Evangelios escritos por Mateo y Lucas. Marcos no es la copia de un Ur-evangelio oral, sino una composición artificial».[21] La doble tradición de Mateo y Lucas es el resultado del uso de Lucas por parte de Mateo.[22] Wilke excluyó explícitamente la posibilidad de que la memoria humana hubiera tenido nada que ver en el manejo del material de Marcos por Mateo y Lucas.[23]

2.5.2. Prioridad marcana y uso de Mateo por parte de Lucas. M. Goulder aceptó la dependencia de Lucas de Marcos pero rechazó la hipotética fuente Q y, por consiguiente, la teoría de las dos fuentes. Consideró a Q como «el abuelo de todos los errores sinópticos».[24] Goulder supuso que Mateo había utilizado Marcos como su fuente principal pero creó su Q y su material exclusivo de manera más o menos libre. Lucas tomó su material sinóptico de Marcos y Mateo y también creó su propio material especial (véase fig. 8).

M. Goodacre siguió los pasos de Goulder y desarrolló todavía más su solución. Según su modelo, la tradición oral fue un factor bastante influyente. Las tradiciones orales sobre la historia de Jesús no desaparecieron tan pronto como cada uno de los evangelistas las pusieron por escrito. Lucas no se limitó a copiar su triple y su doble tradición de Marcos y Mateo, sino que también las sacó de fuentes orales. Reescribió sus textos fuente escritos «en línea con las versiones que le resultaban más familiares a partir de la frecuente recitación en su propia tradición».[25] En consecuencia, Lucas menciona en su prólogo tanto fuentes escritas como orales. Goodacre insiste, además, en que la prioridad literaria de un Evangelio y la edad relativa de un fragmento de tradición no se deben confundir.[26]


Figura 8. Hipótesis de Goulder

2.5.3. Prioridad marcana y el Evangelio hebreo. Según J. Edwards, los numerosos y extendidos testigos de un Evangelio hebreo no deben desestimarse. Las citas patrísticas[27] y el elevado número de semitismos en el material especial de Lucas[28] sugieren que el Evangelio hebreo fue la fuente principal para el material exclusivo de Lucas. Por lo tanto, el Evangelio hebreo habría sido una de las fuentes de testigos presenciales que Lucas menciona en su prólogo. Marcos fue tan solo una fuente secundaria del Evangelio de Lucas. Resulta imposible decidir si la doble tradición de Mateo y Lucas deriva del Evangelio hebreo, de una fuente común de Mateo, Marcos y Lucas, o de una fuente común de Mateo y Lucas (similar a Q).[29]

2.6. Hipótesis de las dos fuentes (prioridad de Marcos con Q)

En un artículo escrito en 1832, Schleiermacher desarrolló una nueva interpretación de la declaración de Papías sobre Mateo: Papías no habló del Evangelio de Mateo canónico, sino más bien de una fuente del primer Evangelio, una colección de dichos arameos recogidos por el apóstol Mateo. Según Schleiermacher, Lucas no hizo uso de esta fuente recién descubierta.

2.6.1. Weisse. La principal contribución de C. Weisse a la solución del problema sinóptico fue su combinación de la prioridad marcana con la hipótesis de Schleiermacher de una colección de dichos (Q). En 1838 Weisse sugirió que tanto Mateo como Lucas habían usado Marcos de manera independiente como su primera fuente y la colección griega o aramea de dichos (Q) como su segunda fuente. «No solo Marcos es su fuente común, sino que, según nuestra convicción más firme, también lo es la colección de dichos de Mateo».[30]

Figura 9. Hipótesis de las dos fuentes

2.6.2. Holtzmann y Streeter. La teoría de las dos fuentes la popularizó H. Holtzmann en su libro Die synoptischen Evangelien (1863). Como explicación de los acuerdos menores entre Mateo y Lucas en contra de Marcos, Holtzmann postuló un Proto-Marcos como la fuente común de Mateo y Lucas. En opinión de Holtzmann, una prueba que habla a favor de la teoría de las dos fuentes es su simplicidad.[31] Unos sesenta años más tarde, B. H. Streeter, en su obra The Four Gospels [Los cuatro Evangelios] (1924), popularizó la teoría de las dos fuentes en el mundo de habla inglesa. Mientras que Streeter se abstuvo de Proto-Marcos, sí presentó un Proto-Lucas.

2.6.3. Harnack. En 1907 A. von Harnack reconstruyó la fuente de dichos Q.[32] A su juicio, Q se escribió originalmente en Palestina en arameo. Debido a la afirmación de Papías, el autor de Q probablemente fue Mateo. Puesto que Q está libre de paulinismos, es más antigua que Marcos. Q indica que la enseñanza de Jesús fue menos apocalíptica y escatológica y más orientada a lo religioso y lo moral. La fuente de dichos garantiza que el conocimiento Dios, así como el arrepentimiento y la fe, fueron la esencia del mensaje de Jesús.[33] Por lo tanto, la prioridad de Q apoyó la interpretación liberal de Jesús, con su foco en el despliegue del reino de Dios en los corazones de los creyentes.

2.6.4. Deutero-Marcos. Desde 1971, A. Fuchs ha venido desarrollando una revisión de la teoría de las dos fuentes, y desde entonces ha repetido y mejorado sus argumentos, más recientemente en Defizite der Zweiquellentheorie (2009). Su modelo incluye no solo una segunda fuente de dichos, sino también un Deutero-Marcos. Esta fuente hipotética, que es necesaria para explicar los acuerdos menores, fue una segunda edición mejorada del Marcos canónico.[34]

2.6.5. Fuentes escritas adicionales junto a Q. T. Bergemann utiliza el grado de concordancia verbal en la doble tradición de Mateo y Lucas como el criterio principal para su reconstrucción de Q.[35] Las perícopas con una baja concordancia verbal que no se pueden explicar apelando a las tendencias redaccionales de Mateo y Lucas (como Lc 6:20b-49 y sus paralelos mateanos con una concordancia verbal de tan solo el 30 %, más o menos) no se pueden considerar parte de la fuente escrita de dichos Q. Estas secciones deberían atribuirse a una fuente escrita distinta que originalmente fue escrita en arameo y fue utilizada por Mateo y Lucas en diferentes versiones.[36]

2.6.6. El International Q Project (Proyecto Internacional Q). En los últimos años, el International Q Project (IQP) ha reconstruido el contenido, orden y palabras de una fuente escrita de dichos Q. En 2000 J. Kloppenborg, codirector del IQP, publicó un importante libro, Excavating Q (existe edición castellana: Q. El Evangelio desconocido [Salamanca: Sígueme, 2005]). El texto reconstruido de Q contiene unos 260 versículos, o 4,500 palabras. Los argumentos relevantes de la literatura académica desde 1838 aparecen recopilados en la serie Documenta Q (publicada por Peeters). (1) El contenido de Q está reconstruido sobre la base de la tradición paralela de Mateo y Lucas. Las secciones de la triple tradición en las que Mateo y Lucas difieren marcadamente de Marcos también se tienen en cuenta. Así, Mateo (Mt 4:1–11) y Lucas (Lc 4:1–13) parecen haber fusionado una versión marcana de la historia de la tentación (Mc 1:12–13) con una versión perdida de la tentación de la fuente de dichos (Q 4:1–13). (2) Basándose en la suposición de que el orden original del material se ha conservado mejor en el Evangelio de Lucas, los textos de Q se citan según los números de versículo lucanos (e.g., Mt 5:3 // Lc 6:20b se llama «Q 6:20b»). (3) Dado que Mateo y Lucas coinciden en aproximadamente el 50 % de la redacción de su doble tradición, el IQP tuvo que recuperar el otro 50 % de la redacción de Q. Los expertos que participaron clasificaron sus sugerencias sobre la redacción original de Q con las etiquetas {A}, {B}, {C}, {D}. Además, colocaron las reconstrucciones menos probables del text entre corchetes, así: ([[y]]). Por lo menos algunos de los eruditos del IQP se muestran muy escépticos sobre el valor histórico de Q. Mientras que Harnack pensó que Q daba acceso al Jesús histórico, Kloppenborg cree que «Q, una vez reconstruida, solo proporciona un atisbo de perspectiva sobre la tradición sobre Jesús atesorada y transmitida por un grupo determinado de seguidores galileos» (Kloppenborg, 343–52). Estos seguidores conocían y desarrollaron una tradición sobre Jesús que no consideró necesario dar cuenta de su muerte (y resurrección) en términos soteriológicos.[37]

2.6.7. Q como tradición escrita y oral. Según T. Mournet, «es difícil imaginarse una situación de composición estrictamente editorial en la que un autor aislado fuera capaz de recopilar diversos manuscritos de “tradiciones sobre Jesús”, sentarse en una zona amplia de trabajo, abrir los distintos códices y rollos con el texto fuente y trabajar sin el beneficio y la contribución de la tradición oral».[38] Mournet no abandona la teoría de las dos fuentes y asume que Q era un documento escrito. Por otro lado, está convencido de que Mateo y Lucas no copiaron todo su material común de Q, sino que tomaron parte de él de una fuente oral común.

2.7. Hipótesis de las tres fuentes

 

2.7.1. Morgenthaler. Basándose en su exhaustivo análisis de la evidencia sinóptica, R. Morgenthaler llega a la hipótesis de las tres fuentes. Se trata de una teoría de las dos fuentes más una fuente adicional del Evangelio de Lucas: cuando Lucas escribió su libro, sus fuentes principales fueron Marcos y Q, pero a veces también tomó en consideración el Evangelio de Mateo. La dependencia de Lucas de Mateo explica las coincidencias menores.[39]

2.7.2. Hengel. M. Hengel concluye que, aparte de la prioridad de Marcos (y la dependencia de este de Pedro), el problema sinóptico «parece indisoluble».[40] Hengel no discute la existencia de Q per se, sino tan solo la posibilidad de reconstruirla, y asume que Mateo también utilizó Lucas. En casos de coincidencia palabra por palabra, el posterior Mateo utilizó el anterior Lucas, mientras que en casos de grandes diferencias en la redacción, Mateo y Lucas usaron fuentes de logia comunes. Así pues, Mateo empleó tres fuentes principales: Marcos, Lucas y varias fuentes de dichos.[41]

2.8. Conclusión. Con independencia de las muchas opiniones sobre el orden cronológico y las relaciones mutuas entre los Evangelios sinópticos, existe una amplia variedad de puntos de vista acerca de la cantidad relativa de dependencia literaria y tradición oral implícita en la composición de los Evangelios. La explicación de la evidencia sinóptica desde el punto de vista de una dependencia más o menos exclusivamente literaria está muy extendida (cf. Wilke; Farmer; Goulder; Burkett) pero es impugnada. Un segundo enfoque combina la dependencia literaria con la influencia de la tradición oral o de la memoria humana, y se presenta en dos o más variantes. Algunas partes de los paralelos sinópticos se explican mediante la dependencia literaria, mientras que otras secciones paralelas se explican como el resultado de la tradición oral (Dunn; Mournet). Alternativamente, se atribuyen los paralelos sinópticos a una concurrencia de dependencia literaria con la actividad de la memoria humana (Goodacre). En tercer lugar, una clara alternativa a la teoría de la dependencia literaria es la hipótesis de la tradición oral originalmente propuesta por Westcott (Reicke; Baum).

3. Perspectivas derivadas de la psicología cognitiva

 

Los psicólogos cognitivos han hecho mucha investigación que resulta pertinente para la interpretación de textos arraigados en la tradición oral (téngase presente especialmente la obra pionera de F. Bartlett[42], el volumen editado por U. Neisser[43] y los libros exhaustivos de D. Rubin[44] y J. Small.[45] Varias de sus observaciones apoyan la hipótesis de que la tradición oral y la memoria humana fueron los principales factores (o al menos importantes) en la elaboración de los Evangelios sinópticos.

3.1. La capacidad de la memoria humana. La tradición sinóptica en su conjunto contiene alrededor de 30,000 palabras. Los discursos sinópticos de Jesús ascienden a cerca de 15,000 palabras. El Evangelio de Marcos tiene una extensión de aproximadamente 11,000 palabras. En el antiguo mundo judío no era un logro extraordinario aprenderse un gran número de palabras de memoria. Los rabinos sabían no solo sus Sagradas Escrituras (que contienen alrededor de 300,000 palabras) de memoria, sino también una parte sustancial de la Torá oral. Se ha demostrado experimentalmente que algunos eruditos judíos modernos llegaron a memorizar el Talmud de Babilonia (con sus casi dos millones de palabras) palabra por palabra. Es cierto que es muy improbable que los discípulos de Jesús, que no habían recibido ningún tipo de formación teológica formal, fueran capaces de memorizar estos grandes bloques de texto. De acuerdo con el NT, sin embargo, Jesús enseñó y entrenó a sus discípulos por un período de dos o tres años. Durante este tiempo, un judío medio sin duda habría sido capaz de memorizar todas las palabras sinópticas de Jesús, o al menos una parte considerable de ellas. En el ambiente cultural de la Palestina del siglo I A. D. no habría sido una hazaña excepcional reproducir el contenido del Evangelio de Marcos de memoria.[46]

3.2. La tendencia a abreviar. Experimentos psicológicos han demostrado que la memoria humana tiende a acortar el material recordado. Esto arroja luz sobre la observación de que por lo general la versión de Marcos del material sinóptico común es más extensa que las versiones de Lucas y Mateo. La investigación experimental apoya la prioridad de Marcos, aunque no necesariamente en el sentido de una dependencia literaria.[47]

3.3. El efecto de la motivación. Como demuestra la psicología cognitiva, la memoria humana generalmente almacena material que considera muy importante mucho mejor que el material que considera menos importante.[48] Si los discípulos de Jesús mostraron un respeto particularmente notable por las palabras de su maestro, es posible que memorizaran las propias declaraciones de su maestro de forma más exacta que las historias de otras personas acerca de él. Esta diferencia todavía puede detectarse en las versiones escritas de las perícopas sinópticas del Nuevo Testamento en cuestión con su concordancia verbal por encima de la media en las palabras de Jesús.

4. Conclusión

 

Tal como demuestra la larga historia de la investigación, no es imposible explicar la evidencia sinóptica del NT como el resultado exclusivo de un proceso de copia literal. Ahora bien, un enfoque que tome en cuenta los resultados de la psicología cognitiva experimental conduce a una explicación más natural: si bien se puede confirmar la prioridad de Marcos, es posible que Mateo, Marcos y Lucas hayan utilizado un Ur-evangelio oral como fuente principal. Por lo tanto, en los Evangelios sinópticos los rastros de actividad memorística están en todas partes. (En consecuencia, los resultados de la investigación sobre la memoria cognitiva también podrían ser relevantes para la interpretación de textos paralelos de la literatura rabínica). Nuevas investigaciones sobre la relevancia de los resultados ofrecidos por la psicología cognitiva para el problema sinóptico serían muy bienvenidas.[49]



[1] G. E. Lessing, «Neue Hypothese über die Evangelisten als blos menschliche Geschichtschreiber betrachtet» (1778), en Theologiekritische Schriften I und II (Gotthold Ephraim Lessing, Werke 7; ed. H. G. Göpfert; Múnich: Hanser, 1976), pag. 50

[2] J. G. Eichhorn, Einleitung in das Neue Testament (vol. 1; Leipzig: Weidmann, 1804). Pag. 179

[3] S. Hultgren, Narrative Elements in the Double Tradition: A Study of Their Place Within the Framework of the Gospel Narratives (BZNW 113; Berlín: de Gruyter, 2002). Pag. 311

[4] S. Hultgren, Narrative Elements in the Double Tradition: A Study of Their Place Within the Framework of the Gospel Narratives (BZNW 113; Berlín: de Gruyter, 2002). Pag. 327-328

[5] S. Hultgren, Narrative Elements in the Double Tradition: A Study of Their Place Within the Framework of the Gospel Narratives (BZNW 113; Berlín: de Gruyter, 2002). Pag. 310-325

[6] S. Hultgren, Narrative Elements in the Double Tradition: A Study of Their Place Within the Framework of the Gospel Narratives (BZNW 113; Berlín: de Gruyter, 2002). Pag. 340-351

[7] G. Baltes, Hebräisches Evangelium und synoptische Überlieferung: Untersuchung zum hebräischen Hintergrund der Evangelien (WUNT 2/312; Tubinga: Mohr, 2011). Pag. 592

[8] F. D. E. Schleiermacher, Ueber die Schriften des Lukas, ein kritischer Versuch: Erster Theil (Berlín: Reimer, 1817). Pag. 301

[9] D. Burkett, Rethinking the Gospel Sources, 1: From Proto-Mark to Mark (Nueva York: T & T Clark, 2004) 1:5– 6

[10] D. Burkett, Rethinking the Gospel Sources, 1: From Proto-Mark to Mark (Nueva York: T & T Clark, 2004). Pag. 224

[11] D. Burkett, Rethinking the Gospel Sources, 2: The Unity or Plurality of Q (SBLECL 1; Atlanta: Society of Biblical Literature, 2009, 2:213–14).

[12] J. C. L. Gieseler, Historisch-kritischer Versuch über die Entstehung und die frühesten Schicksale der schriftlichen Evangelien (Leipzig: Engelmann, 1818). Pag. 82

[13] B. F. Westcott, Introduction to the Study of the Gospels (Londres: Macmillan, 1881). Pag. 174-216

[14] B. Reicke, The Roots of the Synoptic Gospels (Filadelfia: Fortress, 1986). Pag. 150-189

[15] J. D. G. Dunn, Jesus Remembered (Grand Rapids: Eerdmans, 2003) - existe edición castellana: Jesús recordado (Estella: Verbo Divino, 2009). Pag. 173-254

[16] J. D. G. Dunn, Jesus Remembered (Grand Rapids: Eerdmans, 2003) - existe edición castellana: Jesús recordado (Estella: Verbo Divino, 2009). Pag. 222

[17] A. D. Baum, Der mündliche Faktor und die synoptische Frage: Analogien aus der antiken Literatur, der Experimentalpsychologie, der Oral Poetry-Forschung und dem rabbinischen Traditionswesen (TANZ 49; Tubinga: Francke, 2008).

[18] K. Jaros y U. Victor, Die synoptische Tradition: Die literarischen Beziehungen der drei ersten Evangelien und ihre Quellen (Colonia: Böhlau, 2010). Pag. 13-22

[19] W. R. Farmer, The Synoptic Problem: A Critical Analysis (Nueva York: Macmillan, 1964). Pag. 199-232

[20] W. R. Farmer, The Gospel of Jesus: The Pastoral Relevance of the Synoptic Problem (Louisville: Westminster John Knox, 1994). Pag. 189

[21] C. G. Wilke, Der Urevangelist oder exegetisch kritische Untersuchung über das Verwandtschafts-verhältniss der drei ersten Evangelien (Dresden: Fleischer, 1838). Pag. 656

 

[22] C. G. Wilke, Der Urevangelist oder exegetisch kritische Untersuchung über das Verwandtschafts-verhältniss der drei ersten Evangelien (Dresden: Fleischer, 1838). Pag. 685-692

[23] C. G. Wilke, Der Urevangelist oder exegetisch kritische Untersuchung über das Verwandtschafts-verhältniss der drei ersten Evangelien (Dresden: Fleischer, 1838). Pag. 692-693

[24] M. D. Goulder, Luke: A New Paradigm (2 vols.; JSNTSup 20; Sheffield: JSOT Press, 1989). Pag. 127

[25] M. Goodacre, The Case Against Q: Studies in Markan Priority and the Synoptic Problem (Harrisburg, PA: Trinity Press International, 2002). Pag. 64

[26] M. Goodacre, The Case Against Q: Studies in Markan Priority and the Synoptic Problem (Harrisburg, PA: Trinity Press International, 2002). Pag. 64-66

[27] J. R. Edwards, The Hebrew Gospel and the Development of the Synoptic Tradition (Grand Rapids: Eerdmans, 2009). Pag. 112-118

[28] J. R. Edwards, The Hebrew Gospel and the Development of the Synoptic Tradition (Grand Rapids: Eerdmans, 2009). Pag. 125-148

[29] J. R. Edwards, The Hebrew Gospel and the Development of the Synoptic Tradition (Grand Rapids: Eerdmans, 2009). Pag. 233-240

[30] C. H. Weisse, Die evangelische Geschichte kritisch und philosophisch bearbeitet (2 vols.; Leipzig: Breitkopf & Härtel, 1838). Pag. 183

[31] H. J. Holtzmann, Die synoptischen Evangelien: Ihr Ursprung und geschichtlicher Charakter (Leipzig: Engelmann, 1863). Pag. 169

[32] A. von Harnack, Sprüche und Reden Jesu: Die zweite Quelle des Matthäus und Lukas (Leipzig: Hinrichs, 1907). Pag. 175-188

[33] A. von Harnack, Sprüche und Reden Jesu: Die zweite Quelle des Matthäus und Lukas (Leipzig: Hinrichs, 1907). Pag. 170-174

[34] A. Fuchs, Defizite der Zweiquellentheorie (Frankfurt: Lang, 2009). Pag. 7-9

[35] T. Bergemann, Q auf dem Prüfstand: Die Zuordnung des Mt/Lk-Stoffes zu Q am Beispiel der Bergpredigt (FRLANT 158; Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 1993). Pag. 61-73

[36] T. Bergemann, Q auf dem Prüfstand: Die Zuordnung des Mt/Lk-Stoffes zu Q am Beispiel der Bergpredigt (FRLANT 158; Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 1993). Pag. 229-236

[37] J. S. Kloppenborg, Excavating Q: The History and Setting of the Sayings Gospel (Mineápolis: Fortress, 2000) - existe edición castellana: Q. El Evangelio desconocido (Salamanca: Sígueme, 2005). Pag. 363-379

[38] T. C. Mournet, Oral Tradition and Literary Dependency: Variability and Stability in the Synoptic Tradition and Q (WUNT 2/195; Tubinga: Mohr Siebeck, 2005). Pag. 148

[39] R. Morgenthaler, Statistische Synopse (Zúrich: Gotthelf-Verlag, 1971). Pag. 301

[40] M. Hengel, The Four Gospels and the One Gospel of Jesus Christ: An Investigation of the Collection and Origin of the Canonical Gospels (Harrisburg, PA: Trinity Press International, 2000). Pag. 185

[41] M. Hengel, The Four Gospels and the One Gospel of Jesus Christ: An Investigation of the Collection and Origin of the Canonical Gospels (Harrisburg, PA: Trinity Press International, 2000). Pag. 169-207

[42] F. C. Bartlett, Remembering: A Study in Experimental and Social Psychology (Cambridge: Cambridge University Press, 1932)

[43] U. Neisser, ed., Memory Observed: Remembering in Natural Contexts (San Francisco: Freeman, 1982)

[44] D. C. Rubin, Memory and Oral Tradition: The Cognitive Psychology of Epic, Ballads, and Countingout Rhymes (Oxford: Oxford University Press, 1995)

[45] J. P. Small, Wax Tablets of the Mind: Cognitive Studies of Memory and Literacy in Classical Antiquity (Londres: Routledge, 1997)

[46] A. D. Baum, Der mündliche Faktor und die synoptische Frage: Analogien aus der antiken Literatur, der Experimentalpsychologie, der Oral Poetry-Forschung und dem rabbinischen Traditionswesen (TANZ 49; Tubinga: Francke, 2008). Pag. 162-179

[47] A. D. Baum, Der mündliche Faktor und die synoptische Frage: Analogien aus der antiken Literatur, der Experimentalpsychologie, der Oral Poetry-Forschung und dem rabbinischen Traditionswesen (TANZ 49; Tubinga: Francke, 2008). Pag. 244-254

[48] A. D. Baum, Der mündliche Faktor und die synoptische Frage: Analogien aus der antiken Literatur, der Experimentalpsychologie, der Oral Poetry-Forschung und dem rabbinischen Traditionswesen (TANZ 49; Tubinga: Francke, 2008). Pag. 185-188

[49] Para ampliar más el estudio del problema sinóptico consulte esta bibliografía Adicional. S J. D. Cohen, ed., The Synoptic Problem in Rabbinic Literature (BJS 326; Providence: Brown University Press, 2000); R. A. Derrenbacker, Ancient Compositional Practices and the Synoptic Problem (BETL 186; Lovaina: Leuven University Press, 2005); F. G. Downing, «Redaction Criticism: Josephus’ Antiquities and the Synoptic Gospels», en New Testament Interpretation and Methods, ed. S. E. Porter et al. (BibSem 45; Sheffield: Sheffield Academic Press, 1997) 161–99; R. K. McIver y M. Carroll, «Experiments to Develop Criteria for Determining the Existence of Written Sources, and Their Potential Implications for the Synoptic Problem», JBL 121 (2002) 667–87

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