Génesis 1 a la luz de la ciencia: Introducción

 

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Introducción

 Génesis 1 ha sido mi asignatura pendiente desde el primer día que el Señor me apartó del ateísmo. Aún recuerdo como ese primer día de cristiano abrí una Biblia de mi tía y leí este primer capítulo y al terminarlo solo dije “Señor, ayúdame con esto, no creo que haya sido así”. Eso se debe a varios factores: Primero, como venía del ateísmo pensaba que la ciencia era contraria a la Biblia; segundo, no sabía nada sobre interpretación bíblica ni contexto histórico, y tercero no había leído ni escuchado nunca un estudio sobre este capítulo. Creo que en su 99% las iglesias no afrontan este capítulo del Genesis, ya sea por desconocimiento del texto, desinterés, o por miedo hacer el ridículo al no saber cómo afrontarlo científicamente.

La incertidumbre sobre este capítulo me inquietaba, a tal punto, que meses después de mi conversión empecé hacer este estudio, investigando en documentales de la creación del universo, el planeta tierra y demás fuentes, pero lamentablemente sólo para interpretarlo a la luz del creacionismo de la tierra joven, la cual en aquel tiempo entendía que era la postura correcta, pero que hoy en día parece insostenible para mí.

Así que detuve el estudio durante 6 años y hoy vuelvo afrontar el problema desde otra postura (el creacionismo de la tierra antigua) que pretendo presentar aquí. Pero antes de entrar a estudiar el texto, vamos abordar en la introducción algunos temas de mucha importancia para el buen entendimiento de este capítulo, y para no caer en los errores del pasado que han mal influenciado en su interpretación.

  • Punto a desatacar antes de adentrarse en Génesis

Debemos tener en cuenta los límites del lenguaje y los conceptos del relato bíblico. Es ilógico esperar, por ejemplo, que el relato sobre la creación el escritor inspirado empleara conceptos y términos científicos del siglo XXI. La revelación divina siempre se acomodaba al entendimiento de las personas a quien se dirigía, por lo tanto, el escritor nos dio una descripción popular de la creación empleando un lenguaje sencillo y figurado para que las personas de menor estudio pudieran comprender las verdades fundamentales del origen de todas las cosas. Dios no le iba hablar de mecánica cuántica a personas que aún no tenían ni idea de que era un átomo, aunque existen versículos que revelan verdades que excedían el entendimiento de aquel tiempo, ejemplo: Job hace una clara referencia a la gravedad, que fue descrita por Newton en el siglo XVII "...Cuelga la tierra sobre nada". Job 26:7.

Con esto concuerda el matemático John Lennox:

Podemos sin duda coincidir también en que la Biblia no está escrita en el lenguaje científico avanzado contemporáneo. Esta circunstancia no debería causarnos sorpresa o dificultad alguna, sino más bien gratitud y alivio. Suponga, por ejemplo, que Dios hubiera intentado explicarnos el origen del universo y de la vida en un lenguaje científico detallado. La ciencia está cambiando constantemente, se desarrolla necesitada de corrección, aunque (confiamos) se torna cada vez más exacta. Si la explicación bíblica estuviera al nivel de, digamos, la ciencia del siglo XXII, sería probablemente ininteligible para todos, incluidos los científicos de hoy. Esta no puede haber sido la intención de Dios. Él deseaba que su significado fuera accesible para todos. De hecho, una de las cosas más notables de Génesis es que es accesible y tiene un mensaje para todos, científicamente ilustrados o no.[1]


Aunque no hablaba de Genesis 1, Juan Calvino está de acuerdo con esta línea de pensamiento:

“El Espíritu Santo no tenía intención de enseñar astronomía; y, al proponer una instrucción destinada a ser común para las más simples y poco educadas de las personas, hizo uso del lenguaje popular de Moisés y los demás profetas... El Espíritu Santo prefiere hablar de manera infantil y no de forma ininteligible para los humildes e ignorantes”.[2]

Y San Agustín (354-430) ya había tenido el mismo pensamiento hace mil años atrás: “No leemos en el Evangelio que el Señor dijera: «Les envío el Paracleto, quien os enseñará sobre el curso del sol y de la luna»; pues él deseaba hacer cristianos, no matemáticos”.[3]

Génesis fue escrito específicamente para que el pueblo de Israel supiera que su Dios libertador fue Él Creador de absolutamente todo lo que existe. El autor (Moisés) no trata de defender su existencia, (puesto que nadie cuestionaba en Israel la existencia de Dios) lo que Moisés quiso dejar en las mentes de los israelitas fue quién es el Dueño y Creador absoluto de todo, y sacarle las creencias paganas de Egipto que adoraban él sol y otros dioses. La creencia popular en aquél entonces era que la creación era producto de un dios y otro dios maligno que se le oponía o varios dioses. Moisés deja claro en el libro de Génesis que el único Dios vivo y verdadero es el que los sacó de Egipto y como Dios Creador también es nuestro Redentor.


[1] El principio según génesis y la ciencia, John Lennox, pág. 28

[2] Juan Calvino, Commentary on the Book of Psalms, volumen V (Edimburgo: Constable, 1849), v. 7, p. 184.

[3] El principio según génesis y la ciencia, John Lennox, pág. 28

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