Llenura del Espíritu Santo | Pneumatología con Feliberto Vásquez Rodríguez

 


La llenura del Espíritu Santo es diferente a sus otros ministerios pues es condicional. Mientras que sus ministerios como habitar en el creyente, bautizarlo, regenerarlo y sellarlo no son experimentales y ocurren instantáneamente en el momento de la conversión, la llenura del Espíritu es experimental y repetida.

Definición

La base para la llenura del Espíritu es Efesios 5:18: “sed llenos del Espíritu”. El mandamiento para ser lleno del Espíritu se da en contraste con la advertencia de no embriagarse con vino. La embriaguez exhibe la incapacidad de la persona para tener control de sí. La naturaleza de la vida cristiana contrasta con la naturaleza de quien se embriaga sin control. El significado de llenos (gr., plerousthe) es “control”. El Espíritu que habita en el creyente debe controlar y dominar continuamente la vida de quien lo hospeda”.[1]

Se puede observar un contraste adicional entre el creyente espiritual y el carnal (1 Co. 2:9—3:4). “El hombre carnal vive por el poder de la carne, según los dictados de la carne; el hombre espiritual vive por el poder del Espíritu”.[2]

Explicación

La llenura del Espíritu es necesaria por dos motivos. (1) Es esencial para la madurez del creyente (1 Co. 3:1-3). Pablo amonestó a los creyentes corintios por ser “carnales” (gr., sarkikos), “controlados por la carne”. La solución a la carnalidad y al caminar de acuerdo a la vieja naturaleza era ser controlado por el Espíritu o lleno de Él. (2) Es esencial para el servicio del creyente (Hch. 4:31; 9:17, 20). Hechos 4:31 ilustra la relación entre la llenura y el servicio; la llenura del Espíritu permitía a los creyentes hablar “con denuedo la palabra de Dios”. Cuando Pablo estaba lleno del Espíritu comenzaba a proclamar a Jesús inmediatamente como Hijo de Dios (Hch. 9:17, 20).

Efesios 5:18 enseña tres factores relativos al concepto de la llenura del Espíritu. (1) Es un mandamiento. En ninguna parte se ordena al creyente ser habitado o sellado por el Espíritu; no obstante, al creyente se le ordena ser lleno del Espíritu. “Estar continuamente lleno del Espíritu” es un mandamiento para la madurez y el servicio. (2) Es condicional. Mientras que no hay condiciones ligadas a la morada del Espíritu en el creyente, al bautismo, a ser sellado y a muchos otros ministerios del Espíritu, la llenura del Espíritu es condicional. Se necesita la obediencia a otros mandamientos de las Escrituras para ser lleno del Espíritu. (3) Es repetida. Efesios 5:18 está en presente imperativo, ordena “ser llenos continuamente”. Esto indica que no es una experiencia de una única vez, sino un evento repetido.

Condiciones

Aunque Efesios 5:18 es un mandamiento para estar llenos del Espíritu y hay inferencia sobre las condiciones necesarias para ser lleno, sorprende que no haya un mandamiento en las Escrituras para orar por esa llenura. Como el mandamiento está relacionado con una correcta relación con el Espíritu Santo, las condiciones que gobiernan esa relación deben tener que ver con la llenura del Espíritu. Hay varios mandamientos que se relacionan con la llenura del Espíritu en el creyente.[3]

No contristar al Espíritu Santo (Ef. 4:30). El contexto de Efesios 4:30 se relaciona con exhortaciones concernientes al pecado. A los creyentes se les advierte que no mientan (4:25), no prolonguen la ira (4:26) y no se amarguen o no perdonen (4:31-32). Cuando un creyente hace estas cosas, contrista al Espíritu. El pecado contrista al Espíritu Santo y evita que el creyente sea lleno de Él.

No apagar al Espíritu (1 Ts. 5:19). El contexto de este pasaje se relaciona con el ministerio. Se exhorta al creyente a orar sin cesar (5:17), a ser agradecido (5:18) y a no menospreciar las profecías (5:20). Cuando los creyentes echan agua fría sobre el fuego del ministerio, apagan al Espíritu. No debe dificultarse el ministerio del Espíritu; los cristianos tampoco deben dificultar el ministerio de otros para Dios.

Andar en el Espíritu (Gá. 5:16). Andar quiere decir “conducir su propia vida”. Se exhorta a los creyentes a conducir sus vidas en la esfera del Espíritu Santo, en lugar de vivir en la esfera de la vieja naturaleza o bajo su dominio.

A veces se añaden otras condiciones a las anteriores como la confesión de los pecados (1 Jn. 1:9) y la dedicación del creyente a Dios (Ro. 6:13; 12:1-2). No obstante, se puede argumentar que estos elementos están subordinados a las tres condiciones ya expuestas.

Resultado

Aunque sin duda hay numerosas consecuencias de estar lleno del Espíritu, probablemente la mayoría de ellas está relacionada con la declaración de Gálatas 5:22-24. El resultado de estar lleno del Espíritu será producir su fruto. En contraste a las obras que resultan de andar en la carne (Gá. 5:19-21), la llenura del Espíritu produce “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza” (vv. 22-23). Además, los creyentes serán receptivos al ministerio de enseñanza del Espíritu Santo (1 Co. 2:9-13; Jn. 16:12-15), mostrarán alegría, unidad y agradecimiento en la asamblea (1 Ts. 5:17-22), y mostrarán dedicación a Dios e inconformidad con el mundo (Ro. 12:1-2).



[1] Rienecker, Linguistic Key to the Greek New Testament, p. 538.

[2] Pentecost, The Divine Comforter, p. 154.

[3] Véase la explicación considerablemente detallada de Lewis Sperry Chafer en su obra clásica He That Is Spiritual [El hombre espiritual] (Grand Rapids: Zondervan, 1918), pp. 82-172. Publicado en español por Portavoz.


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