Existencia y clasificación de los ángeles Angelología con Feliberto Vásquez Rodríguez
Definición de ángeles
Hay varias palabras en la
Biblia para definir a los seres angélicos.
Ángel. La palabra hebrea malak sencillamente
quiere decir “mensajero”; puede hacer referencia a un mensajero humano
(1 R. 19:2) o a uno divino (Gn. 28:12). El significado básico de la palabra es
“enviado”. Como mensajero divino, un ángel es un “ser celestial a quien Dios le
ha encargado una comisión”.[1] La palabra se encuentra
103 veces en el Antiguo Testamento. La palabra griega angelos ocurre 175 veces
en el Nuevo Testamento; sin embargo, sólo se utiliza para los hombres en seis
ocasiones. La palabra angelos es similar a la palabra malak en hebreo;
también quiere decir “mensajero… quien habla y actúa en lugar de quien lo
envió”.[2]
Hijos de Dios. A los ángeles se les
llama “hijos de Dios”, pues por su estado no caído son hijos de Dios por
su creación (Job 1:6; 38:7).[3]
Santos. También los llaman “santos” (Sal.
89:5, 7) en el sentido de “apartados” para Dios y por Dios para guardar su
santidad.
Ejércitos. A los ángeles se les llama “ejércitos”,
lo cual puede denotar las tropas militares del cielo (Sal. 89:8; 1 S. 17:45).
Las frases usadas para describir a los ángeles de esta manera son “ejército
del cielo”, y en la frase “Jehová de los ejércitos” se llama
“ejércitos” a los millones de seres celestiales que rodean a Dios (Is.
31:4).
Existencia de los ángeles
En las Escrituras se
presenta uniformemente la existencia de los ángeles. Se hace referencia a los
ángeles en 34 libros de la Biblia (17 del Antiguo Testamento y 17 del Nuevo).
La relación de los ángeles con Cristo es crítica para la creencia en los
ángeles. Los ángeles lo ayudaron después de la tentación (Mt. 4:11); dijo que
su estado resucitado era comparable al de los ángeles (Mt. 22:29-30); enseñó
que los ángeles reunirán a la nación de Israel cuando Él vuelva (Mt. 25:31-32,
41). La existencia de los ángeles está unida a la confiabilidad del testimonio
de Cristo. Naturaleza y atributos de los ángeles
Los ángeles son seres espirituales. Aunque los ángeles
pueden revelarse a la humanidad con cuerpos humanos (Gn. 18:3), se les llama “espíritus”
(He. 1:14), lo cual sugiere que no tienen cuerpo físico. Por lo tanto, no
funcionan como los seres humanos en términos de matrimonio (Mr. 12:25) y no
están sujetos a la muerte (Lc. 20:36).
Los ángeles son seres creados. El salmista hace un
llamado a la naturaleza a adorar a Dios por su Creación. Por su palabra, el
Señor creó a los ángeles junto con los cuerpos celestes (Sal. 148:2-5). A Job
se le recordó que los ángeles cantaban alabanzas a Dios cuando fueron creados
(Job 38:6-7). Cristo creó a los ángeles para que le alabaran (Col. 1:16).
Los ángeles fueron creados simultáneamente y en
cantidad innumerable.
La declaración de creación en Colosenses 1:16 apunta a la creación de los
ángeles en un acto único; el acto de crear ángeles no continúa.[4] Como los ángeles son
incapaces de reproducirse (Mt. 22:30), su cantidad es constante. Su población
es de “miríadas” (He. 12:22 BLA). Aunque el término miríadas (gr., muriasin)
literalmente quiere decir “diez mil”, aquí denota “miles incontables”
(cp. Ap. 5:11).[5]
La repetición de miríadas en Apocalipsis 5:11 (BLA) sugiere que el número de
ángeles es incontable.
Los ángeles son de un orden más alto que los hombres. La humanidad,
incluyendo a nuestro Señor encarnado, es “un poco menor que los ángeles”
(He. 2:7). Los ángeles no están sujetos a las limitaciones de los hombres,
especialmente porque no pueden morir (Lc. 20:36). Tienen más sabiduría que los
hombres (2 S. 14:20), aunque es limitada (Mt. 24:36). Los ángeles tienen más
poder que el hombre (Mt. 28:2; Hch. 5:19; 2 P. 2:11), aunque su poder es
limitado (Dn. 10:13).[6]
Sin embargo, los ángeles
tienen limitaciones en comparación con los hombres, particularmente en las
relaciones futuras. Los ángeles no fueron creados a imagen de Dios; por lo
tanto, no comparten el destino glorioso de la redención del hombre en Cristo.
El hombre redimido será exaltado sobre los ángeles al final de los tiempos (1
Co. 6:3).
Clasificación de los ángeles
Ángeles gobernantes. Efesios 6:12 hace una “jerarquía
de ángeles caídos”: principados son “los primeros o los de alto rango”,
potestades son “los investidos con autoridad”, gobernadores de las tinieblas
“expresa el poder o autoridad que ejercitan sobre el mundo”, huestes
espirituales de maldad describe a los espíritus malignos “y expresa su
carácter y naturaleza”.[7]
Daniel 10:13 se refiere al “príncipe del reino de Persia” y su
oposición a Miguel. No era el rey de Persia, sino un ángel caído bajo el
control de Satanás; un demonio de “alto rango, asignado especialmente a Persia
por Satanás, el jefe de los demonios”[8]
(cp. Ap. 12:7).
Ángeles con los más altos rangos. A Miguel se le llama “arcángel”
en Judas 9 y “gran príncipe” en Daniel 12:1. Miguel es el único ángel
con la designación de “arcángel”, y posiblemente sea único en su rango. La
misión del arcángel es proteger a Israel (se le llama “el capitán de
ustedes” en Dn. 10:21, NVI). Había príncipes principales (Dn. 10:13), de
los cuales Miguel forma parte, como los ángeles de Dios con más alto rango.
También se mencionan ángeles dirigentes, pero no se dan mayores detalles (Ef.
3:10).
Ángeles prominentes. (1) Miguel (Dn. 10:13;
12:1; Jud. 9). El nombre Miguel quiere decir “¿Quién es como Dios?”, e
identifica al único arcángel clasificado en las Escrituras. Miguel es el defensor
de Israel, y librará batalla contra Satanás y sus huestes para defenderlo en la
tribulación (Ap. 12:1-9). Miguel también disputó con Satanás por el cuerpo de
Moisés, pero se abstuvo de juzgar, pues ello le corresponde a Dios (Jud. 9).
Los Testigos de Jehová y algunos cristianos identifican a Miguel con Cristo;
sin embargo, esta perspectiva sugeriría que Cristo tiene menos autoridad que
Satanás, lo cual es insostenible.
(2) Gabriel (Dn. 9:21;
Lc. 1:26). Su nombre significa “hombre de Dios” o “Dios es fuerte”.
“A juzgar por las cuatro veces que aparece en el registro bíblico, parece
ser el mensajero especial de Dios en su programa del reino… Revela e interpreta
el programa y propósito de Dios con relación al Mesías y su reino, a los
profetas y al pueblo de Israel”.[9]
Gabriel explicó los eventos de las setenta semanas para Israel en un pasaje de
gran significado (Dn. 9:21-27). Gabriel le dijo a María que quien nacería de
ella sería grande y gobernaría en el trono de David (Lc. 1:26-27). Gabriel le
explicó a Daniel los reinos sucesivos de Medo-Persia y Grecia, así como la
muerte prematura de Alejandro el Grande (Dn. 8:1-16). Gabriel también anunció a
Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista (Lc. 1:11-20).
(3) Lucifer (Is. 14:12)
significa “aquel que brilla” o “estrella de la mañana”. Es posible que fuera el
más sabio y hermoso de todos los seres creados por Dios, y originariamente
estaba en posición de autoridad sobre los querubines que rodean el trono de
Dios.[10]
Ángeles al servicio divino. (1) Los querubines
pertenecen a “la clase u orden más alto, fueron creados con una belleza y un
poder indescriptibles… Su propósito y actividad principal se podrían resumir
así: proclaman y protegen la presencia gloriosa de Dios, su soberanía y su
santidad”.[11]
Montaron guardia en la puerta del huerto del Edén para evitar que el hombre
pecador entrara (Gn. 3:24); eran las figuras doradas que cubrían el
propiciatorio sobre el arca en el Lugar Santísimo (Éx. 25:17-22), y servían a
la gloria de Dios en la visión de Ezequiel (Ez. 1). Los querubines tenían una
apariencia extraordinaria, con cuatro caras —de hombre, león, buey y águila—.
Tenían cuatro alas, pies semejantes a los de los becerros, y centelleaban como
bronce bruñido. En Ezequiel 1 atendían la gloria de Dios preparatoria para el
juicio.
(2) Los serafines, cuyo significado es “los que arden”, se describen alrededor del trono de Dios en Isaías 6:2. Se describen con seis alas en Isaías 6. En su triple proclamación “santo, santo, santo” (Is. 6:3), “se reconoce que Dios es perfecto y extremadamente santo. Por lo tanto, alaban y proclaman la santidad perfecta de Dios. Los serafines también expresan la santidad de Dios cuando proclaman que el hombre debe limpiar su profanación moral de pecado antes de estar ante Dios y servirle”.[12]
[1] Gerhard von Rad, “Mal’a-k in the
Old Testament” en Gerhard Kittel, ed., Theological Dictionary of the New
Testament, 10 vols. (Grand Rapids: Eerdmans, 1964), pp. 1:76-77.
[2] H.
Bietenhard, “Angel”, en Colin Brown, ed., The New International Dictionary of
New Testament Theology, 4 vols. (Grand Rapids: Zondervan, 1975), p. 1:101.
[3]
Roy Zuck, “Job”, en The Bible Knowledge Commentary, 2 vols. (Wheaton: Victor,
1983), p. 1:719.
[4] El aoristo ektisthe indica “que
toda la actividad de la creación se resume en Cristo, todo lo que hay en la
tierra y los ángeles del cielo inclusive”. A. T. Robertson, Word Pictures in
the New Testament [Comentario al texto griego del Nuevo Testamento], 6 vols.
(Nashville: Broadman, 1930), p. 4:478. Publicado en español por Clie.
[5] William F. Arndt y F. Wilbur
Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early
Christian Literature, 2ª ed., rev. por F. Wilbur Gingrich y Frederick W. Danker
(Chicago: Univ. of Chicago, 1979), p. 529.
[6] Henry C. Thiessen, Lectures in
Systematic Theology. rev. por Vernon D. Doerksen (Grand Rapids: Eerdmans,
1979), pp. 13 36.
[7] Charles Hodge, A Commentary on the
Epistle to the Ephesians (Reimpresión. Londres: Banner of Truth, 1964), pp.
378-379.
[8] Leon Wood, A Commentary on Daniel
(Grand Rapids: Zondervan, 1973), p. 272.
[9] C. Fred Dickason, Angels: Elect
and Evil [Los ángeles: Escogidos y malignos] (Chicago: Moody, 1975), p. 70.
Publicado en español por Portavoz.
[10] J. Dwight Pentecost, Your
Adversary the Devil [Vuestro adversario, el diablo] (Grand Rapids: Zondervan,
1969), p. 20. Publicado en español por Logoi.
[11] Dickason, Angels: Elect and Evil
[Los ángeles: Escogidos y malignos], pp. 61, 63.
[12] Dickason, Angels: Elect and Evil [Los ángeles: Escogidos y malignos], pp. 66
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