La revelación de Dios I Teologia propia con Feliberto Vasquez Rodriguez
Revelación general
La revelación de Dios,
por medio de la cual hace comprensible su verdad a la humanidad, es necesaria
para posibilitar la teología. Revelación (gr., apokalupsis) quiere decir
“manifestación” o “descubrimiento”. Así, la revelación es la
forma en que Dios se descubre ante el hombre para manifestar la verdad sobre Él
que, de otra manera, el hombre no sabría.
La revelación general,
preliminar a la salvación, revela a toda la humanidad diversos aspectos sobre
Dios y su naturaleza, de modo que todos los hombres tienen conciencia de la
existencia de Dios. El Salmo 19:1-6 es un pasaje principal que enfatiza la
revelación general de Dios en el universo y la naturaleza. Los cielos hablan de
la gloria de Dios, pues nadie distinto al Dios majestuoso podría hacer que existiera
el ancho cielo. La tierra, con toda su belleza, armonía y complejidad, revela
la obra de las manos de Dios. Romanos 1:18-21 enfatiza aún más la revelación
general de Dios y la responsabilidad del hombre ante Él. Dios ha revelado “las
cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad”, de modo que la humanidad no
tiene excusa (1:20). Dios también se ha revelado a toda la humanidad a través
de su provisión y control providencial (Mt. 5:45; Hch. 14:15-17) de modo que la
humanidad debe responderle al Dios de gracia. Más aún, Dios se ha revelado a
toda la humanidad a través de la conciencia, toda la humanidad tiene
conocimiento innato de Él (Ro. 2:14-15).
Revelación especial
La revelación especial es
más estrecha que la general. Aunque toda la humanidad recibe la revelación
general, no toda recibe la especial.
Hay muchos ejemplos de
revelación especial. Dios se reveló a través de sueños y visiones a ciertas
personas. Les habló a otras en voz audible y por medio de teofanías. Una
teofanía es una manifestación visible o audible de Dios, por lo general
considerada un asunto del Antiguo Testamento. No obstante, el mayor énfasis de
la revelación especial es doble: la revelación de Dios por medio de las
Escrituras y por medio de Jesucristo. Los escritores bíblicos fueron llevados
por el Espíritu Santo cuando escribían las Escrituras, y con ello se aseguró la
exactitud de lo que allí está escrito. Para que el hombre tenga una verdadera
comprensión de la Persona de Dios y sus obras, es necesario que el registro de lo
que Dios descubrió sobre Él sea inerrante.
Este registro infalible
también revela a Jesucristo, otro aspecto de la revelación especial. Y Cristo,
a su vez, ha revelado al Padre a la humanidad. La palabra exégesis (“extraer,
explicar”) se deriva de la palabra griega traducida como “dado a conocer”
(exegesato) en Juan 1:18. En este texto, la expresión enfatiza que Cristo, por
medio de sus palabras (enseñanzas) y obras (milagros), ha dado a conocer el
Padre a la humanidad. El Evangelio de Juan enfatiza fuertemente que Jesús vino
a revelar al Padre.
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