La obediencia tu mejor sacrificio



La obediencia es el acto de escuchar preceptos y someterse a ellos. En las Escrituras la obediencia es someterse a las palabras que el Señor ha dejado reveladas en la Biblia. La verdadera obediencia nos motiva a imitar a Dios en humildad, santidad y amor (ver 1 Pedro 1:15; Juan 13:34; Filipenses 2:5-8).

Por otro lado los holocaustos, sacrificios y ofrendas, era un sistema que Dios había establecido en Israel que servían para adorarle, perdonar sus pecados, y como muestra de gratitud cuando eran sanados por Él de alguna enfermedad (ver Levítico 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7).

La obediencia continua al Señor te lleva a una vida de santidad experimentando su voluntad (ver Salmo 119:9; Josué 1:8-9), pero los sacrificios y holocaustos de no hacerlo con un corazón rendido a la voluntad del Señor te lleva a una vida de religión, no de encuentro personal con Dios. Si tu corazón no está sometido a la voluntad de Dios por más que sigas algunos de sus preceptos no podrás agradarle como en el caso del rey Saúl.

Dios le había dicho a Saúl que destruyera a Amalec, y con todo lo que poseyera por haberse opuesto a Israel cuando subían de Egipto (ver 1 Samuel 15:2-3); pero Saúl perdonó a Agag y lo mejor de sus pertenencias (ver 1 Samuel 15:9) y lo sacrificaron a Dios como agradecimiento por la victoria (ver 1 Samuel 15:21). A lo que Samuel le dice estas palabras que me llevan a la reflexión el día de hoy:

Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros (1 Samuel 15:22).

El Señor quiere tu obediencia, que rindas tu corazón a obedecerle, que la intención de tu ser interno sea caminar bajo sus preceptos, y no cumplir rituales externos. En Miqueas dice el Señor lo que quiere de ti:

¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. (Miqueas 6:6-8)

Obedece al Señor, humíllate ante Su presencia, y entrégate a Su voluntad. Medita esto en el día de hoy.

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